El garaje de la casa de los abuelos de Paula Molina, ubicada en Urdesa Central de Guayaquil, se llenó de plantas y buen ambiente para convertirse en una tienda orgánica.

La propietaria  promueve el uso de productos que hagan bien a la salud. Y esta idea surgió después de quedar a cargo de  la finca familiar y decidió que era hora de cristalizar la tienda que soñaba. Cultiva banano y cacao orgánico desde hace más de 20 años y su huerto fue creciendo con más verduras y frutas.

Una vez que la producción aumentó, los pedidos de amigos y conocidos los dejaba a domicilio. Así vio la necesidad de tener un espacio adecuado y nació La Molienda en 2017.

“Antes tenía que comprar fuera del Ecuador productos orgánicos o hacerlos, pero ahora la gente los usa más y ya podemos encontrarlos. Este espacio es para eso: si amas cuidarte y apoyar al emprendedor nacional, el 95% de lo que se vende aquí es ecuatoriano”, afirma Molina.

Los productos envasados, frutas y verduras, se venden con la garantía de que son elaborados y cultivados de manera responsable y sosntenible con la naturaleza.

Esta tienda usó a su favor la red Instagram (@lamolienda_ec) y creció en popularidad.

De ese modo los emprendedores se acercaban a mostrar sus productos en busca de un espacio en perchas. Aquí no se permiten fundas plásticas y generalmente los clientes, que suman entre 30 y 40 diarios, llevan sus propias bolsas de tela o las pueden comprar ahí mismo.

La primera inversión que hizo  fue de $ 15.000 con algunos productos a consignación y otros los compraba; ahora se trabaja de manera más ágil pagando a proveedores y reinvirtiendo las ganancias en modificaciones como nuevos refrigeradores y repisas para mostrar la mercadería. 

Aquí se puede adquirir desde un cepillo de dientes de bambú, velas, elementos decorativos, pasando por frutos secos, mantequilla, vinos, bebidas, postres y más, que van desde $ 0,10 hasta los $ 40.

“Los emprendedores llegan desde Quito, Cuenca, Loja, Guayaquil y más ciudades. A unos ya conocía porque me gustaba ir a ferias de emprendedores, y otros han llegado por su cuenta. Yo sabía qué deseaba la gente porque fui feriante en Quito. Desde luego todos pasan por un filtro, hay que ver que sean naturales, de materia prima orgánica, artesanales, sin preservantes y sin parabenos. Una vez aquí La Molienda toma el 30% de la venta”, afirma su dueña.

Ha creado su línea de productos como las bebidas Koumbucha y ACV Tonic, Cacao Nibs, y otros como jabones, moringa, cúrcuma y más, que han tenido buena acogida entre los clientes gracias a la garantía de su frescura y beneficios.

Si bien emprender es difícil y hay mitos alrededor de lo orgánico, asegura que compra en mercados y supermercados para verificar precios sobre ciertos productos.

Por ejemplo, en el mercado por $ 1 puede comprarse 4 verdes, en cambio en este espacio dan 6 y no han recibido ningún químico en su cultivo.

Lo mismo pasa con otras verduras, como los tomates, que sí podrían variar unos centavos  más, pero asegura que no tienen pesticidas perjudiciales para la salud.

“El propósito es garantizar el bienestar, que la gente se sienta saludable y que consuma de manera responsable”. explica Molina.

Todo se compra a un emprendedor, no a una fábrica, y con esto se devuelve lo que da la tierra,  ya que es un negocio que promueve la economía circular. (I)