Lourdes Delgado y su pasión por el cacao fino
Esfuerzo e innovación parecen ser los pilares que sostienen la vida profesional y personal de Lourdes Delgado de Pandzic, empresaria ecuatoriana que ha hecho del cacao y el café una de las mejores tarjetas de presentación de nuestro país -a nivel internacional- durante más de una década.
Su vínculo con este sector productivo viene de una tradición familiar que se remonta a su bisabuelo paterno Ruperto Delgado, quien comenzó a exportar café por el año de 1930. Con el paso tiempo, el negocio lo tuvo a cargo su abuelo Ildefonso Delgado y luego su padre Askley Delgado. Este último inició -en 1993- la exportación del cacao, convirtiéndose en uno de los principales exportadores del país con su compañía ASDE.
En 1996, dejó su natal Manta para trabajar con su progenitor en el negocio y quedó totalmente fascinada con la labor. “En esa época comenzó mi relación con los agricultores. Empecé a conocer las fincas y el producto en sí. En 2002, siendo mi papá presidente de Anecacao -Asociación Nacional de Exportadores de Cacao-, inicié una campaña de mercadeo internacional, que iba de la mano con la calidad y la producción en el campo”.
Dicho proyecto lo desarrolló satisfactoriamente, tanto así que -tomando en cuenta su entusiasmo y capacidad para promover y defender las posturas de Ecuador- el sector privado la delegó como una de las representantes del país ante el ICCO (siglas en inglés de la Organización Internacional del Cacao), que tiene su sede en Londres.
Actualmente sigue ocupando el cargo, pero bajo la acreditación del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración.
El valor agregado
Su incursión en el campo de los chocolates finos llegó luego de producir pequeñas muestras, con las cuales acudía a las ferias internacionales y obsequiaba como una forma de garantizar la calidad del cacao que había en nuestro país. “Eran barras de 10 y 25 gramos, que tenían la leyenda ‘Ecuador, the land of fine cocoa’ (Ecuador, la tierra del cacao fino), pero no había una marca, solo las presentábamos en eventos”.
Fue en 2004 cuando decidió crear un producto, junto con Eduardo Márquez de la Plata -de la fábrica Tunicor-, que represente a este sector agrícola ecuatoriano, pero ya no desde la mera materia prima sino a partir de algo elaborado. Es así como nació “Chchukululu”.
“Siempre he pensado que, cuando tú le das un nombre a algo, lo maldices o lo bendices. Entonces este tenía que ser único y representativo. Fue así que llegué a esa palabra, que es propio de un lenguaje amazónico, algo que guarda relación con el origen del cacao, y significa ‘pájaro cantor’”.
Para el empaque se utilizó un material textil proveniente de la parte andina del Ecuador, con lo que -según Delgado- se le otorgaría una identidad nacional al producto. “El nombre es de la Amazonía, la envoltura es una artesanía de la Sierra y el chocolate está hecho con el mejor cacao de varias provincias de la Costa; por eso en el empaque no especifica una ciudad o provincia, sino el país”.
Madre, empresaria y promotora
Lourdes está casada con Simón Pandzic, nacido en Ancón y de ascendencia croata, con quien tiene tres hijos: Mílica (20), Ánica (16) y Branko (13). Sus jornadas de trabajo se desarrollan en las instalaciones de ASDE y Gusnobe, dos compañías exportadoras de cacao y café -respectivamente- ubicadas en el km 29 de la vía Durán-Tambo. Ambas son empresas familiares.
Considera que, para empezar una verdadera promoción del cacao en el país, los ecuatorianos deberían consumir mayor cantidad de chocolate fino. De esa forma podrán conocer la calidad de nuestra materia prima y ser sus principales promotores.
“La gente lo considera muy amargo, porque no tiene la costumbre de consumirlo. A esto se suma esa mala reputación que ha tenido el chocolate en cuanto a la salud, pero esto se debió a la industrialización del producto. Cuando se hace en grandes cantidades, el cacao es reemplazado por otros componentes; de allí proviene eso de que engorda o daña la piel. El cacao, en sí mismo, tiene propiedades muy buenas para el cuerpo”.