En Londres se debate el estatus de pequeñas islas
Los restos del Imperio británico son ahora los paraísos fiscales
Un puñado de minúsculas islas británicas de nombre sugerente han saltado a la luz estos días por los ‘Papeles de Panamá’ y su rol en la telaraña de la evasión de impuestos, en cuyo centro está Londres.
“La verdad es que el Reino Unido está en el centro de la industria mundial de la evasión fiscal. Es un escándalo nacional y tiene que acabar”, denunció en el Parlamento el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn.
Según la organización Transparencia Internacional, la mitad de las 214.000 empresas nombradas en los documentos de Panamá está domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas. Y según la misma fuente, 36.000 propiedades inmobiliarias en Londres pertenecen a empresas registradas en paraísos fiscales.
Un traficante de armas, un político corrupto o un evasor fiscal pueden crear una empresa fantasma en las Islas Vírgenes Británicas o en las Bermudas, con la ayuda de abogados o contables.
Esa empresa, que a veces va creando otras para diluir el rastro del dinero, puede comprar apartamentos en Londres, porque las autoridades británicas permiten a sociedades radicadas en paraísos fiscales y raramente se interesan por quién es el verdadero beneficiario de las mismas, que puede a su vez instalarse en Londres con su familia y ganar respetabilidad ocultando el pecado original de su fortuna.
“Pueden poseer una amplia gama de propiedades a través de la empresa, con capas y capas de empresas propietarias de otras empresas, y sería imposible para los investigadores saber a quién pertenecen y relacionarlo con el delito original”, explicó Nick Maxwell, de la organización contra la corrupción Transparencia Internacional.
El primer ministro David Cameron compareció el lunes ante los diputados por primera vez desde que se le vinculó a los papeles del bufete de abogados panameño Mossack Fonseca, y anunció que las autoridades británicas tendrán acceso a partir de ahora a la lista de propietarios y beneficiarios de las empresas domiciliadas en casi todos los territorios de ultramar y dependencias de la Corona como las islas de Man y Jersey, unos territorios offshore a pocas millas de Gran Bretaña.
Reino Unido tiene 14 territorios de ultramar repartidos por el mundo, desde las Malvinas hasta Gibraltar, pasando por las Islas Caimán y las Bermudas, además de tres dependencias de la Corona, otros territorios británicos semiindependientes que se encuentran muy cerca de Gran Bretaña. Estos son la Isla de Man, en el mar de Irlanda, la Bailía de Jersey y la de Guernsey, muy cerca de Francia.
Se trata de restos del Imperio británico que decidieron no independizarse y siguen bajo soberanía británica. Cuentan con gran autonomía y eligen a sus gobiernos, si hay los suficientes ciudadanos para justificarlo, algo que no es el caso en el Territorio Antártico Británico.
Siete de estos territorios fueron calificados como ‘jurisdicciones secretas’, es decir con secreto fiscal, por la organización Tax Justice Network: Anguila, las Bermudas, las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Gibraltar, Montserrat y las islas Turcos y Caicos.
Las empresas registradas ahí operan relativamente tranquilas en Reino Unido.
“Londres ha sido una encrucijada del dinero mundial durante siglos”, explicó a Nicholas Shaxson, autor del libro Islas del tesoro, sobre los paraísos fiscales.
“Cuando el Imperio británico se derrumbó, Londres pasó de ser el gobernador de la maquinaria imperial a una isla offshore que permitía al dinero llegar sin hacer preguntas”, añadió.
“La evasión fiscal y este tipo de cosas ocurre en la parte exterior de la red”, en los territorios de ultramar, por ejemplo, facilitada por agentes con “vínculos con la City de Londres, firmas de abogados británicas, empresas contables británicas y bancos británicos”. (I)