A puertas de terminar el año los más recientes indicadores de la banca privada demuestran un desempeño favorable traducido en un importante  aumento anual de depósitos y créditos.

Para noviembre la cartera bruta cerró con el saldo de $ 24.353 millones. Frente al mismo mes de 2016 que significa un incremento de $ 4.694 millones adicionales en créditos, según el último reporte de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).

De otro lado, las captaciones (depósitos) acumularon $ 27.635 millones. Es un crecimiento de $ 2.196 millones con relación al año pasado. (Ver infografía)

La situación es descrita como “histórica”, por la Superintendencia de Bancos. Mientras que, la Asobanca habla de “expansión eficiente”.

EL TELÉGRAFO conversó con el superintendente Christian Cruz y con Julio José Prado, director ejecutivo de la Asobanca, quienes concuerdan en que el momento es positivo; sin embargo discrepa sobre las circunstancias que lo generaron.

Cruz afirma que es resultado de un proceso general de reactivación económica del país. Como evidencia señala la reducción de la morosidad que en noviembre de 2016 era de 4,34% y pasó a 3,3% en 2017.

Agrega que el crecimiento de la utilidad bancaria el año anterior era de $ 191 millones. En la actualidad el rubro está en $ 356 millones.

Desde la otra orilla Prado atribuye la situación a la liquidez inyectada a través del endeudamiento adquirido por el anterior Gobierno y la actual administración entre diciembre de 2016 y noviembre de 2017 por alrededor de $ 8.400 millones en deuda externa e interna.

No obstante, Prado aclara que el dinamismo de los depósitos fue menor en el segundo semestre del año por la   cantidad de liquidez que ingresó dejó de ser sostenible.

“La economía ecuatoriana se ha vuelto altamente dependiente del gasto público, de que el Gobierno pueda conseguir deuda interna y externa e inyectarla en la economía”, dice el ejecutivo.

El Superintendente no niega que la deuda haya tenido cierta incidencia, pero insiste en que es “uno de los tantos factores”.

El primer semestre la concesión de créditos estuvo mermada por la expectativa de los resultados de las elecciones presidenciales, indica la asociación.

En la segunda mitad del año el comportamiento mejoró, pero en el sector de la construcción e inmobiliario aún no se siente una recuperación fuerte y la demanda se mantiene baja.

La banca espera que las cosas cambien en este segmento si en la consulta popular se elimina la Ley de Plusvalía.

Hasta noviembre, según la Asobanca, el 63% del crédito  ($ 15.362 millones) se destinó a la producción, el  37% restante ($ 8.991 millones) se distribuyó entre consumo y educación.

 Cruz asegura que el segmento de la construcción “nunca disminuyó” con respecto a la colocación de cartera.

El reto para el próximo año, opina Cruz, será redistribuir mejor los créditos. No solo en la gran empresa, sino también a la mediana y pequeña con montos y condiciones más favorables.

El esfuerzo junto a la banca privada no incluirá, por el momento, una revisión de las tasas de interés. (I) et