Las mujeres peladoras de camarón pomada de la parroquia de Posorja son el tema más delicado que tiene el plan de contingencia que elabora el Viceministerio de Acuacultura y Pesca para ser aplicado desde el uno de octubre -cuando dejará de operar la flota-. El futuro económico para ellas es incierto.

Glenda Monge tiene 41 años y 30 de ellos los ha dedicado a esta actividad, que es el único sustento de su familia. “Mire usted, ¿puede hacer otra cosa aquí que nos dé ingreso para la comida? Creo que los pomaderos deben quedarse. ¿Qué vamos a hacer?, póngase en mis pies...”.

Guillermo Morán, viceministro de Acuacultura y Pesca, explicó la situación de los pomaderos: ellos alegan que son pesca artesanal y que en algún momento el Primer Mandatario les dijo que podrían ser considerados como tales. Sin embargo, hay una Ley de Pesca vigente que dice que el artesanal utiliza artes de pesca no mecanizadas, y los pomaderos, aunque son barcos pequeños, si las usan y deben ser considerados como industriales.

Entonces, la Ley de Pesca al calificarlo de esa forma no puede considerar a barcos que tengan pesca mecanizada, como es el caso de arrastre, pomada o langostino en artesanales. Si bien son barcos de pesca industriales pequeños, son categorías industriales, según la Ley de Pesca. Y no se puede violar la Ley, anotó.

“El plan de contingencia lo vamos a presentar en estos días a los Ministros y al Presidente de la República para que se tomen en cuenta las diferencias entre pomada y langostino. Estamos haciendo algunas consideraciones de promover el cambio de pesquería. En el caso de la pomada, tenemos un tema bastante fuerte, desde el punto de vista social, que son las señoras que pelan el camarón en Posorja. Más de 1.000 personas que tenemos que considerar en el plan de contingencia”. De acuerdo a los pomaderos, en la actividad trabajan 2.500 personas en 14 plantas peladoras.

De momento no se descarta la ampliación de los tiempos para el cierre definitivo de las operaciones de la flota pesquera de arrastre. Ese tema será tratado de forma diferencial. Es una posibilidad mientras se va implementando el plan de contingencia. Pero, lo que sí es claro es que desde el lunes uno de octubre se empezará a aplicar la suspensión de toda la flota de arrastre, dijo Morán.

Reiteró que en ese momento empezará a aplicarse el plan de contingencia, que tiene que ver con la transferencia de las embarcaciones a nuevas pesquerías, a través de créditos, tanto para armadores como para tripulantes. Y para aquellos, inclusive, que quieran mantenerse en otras artes de pesca que no afecten al ambiente y, sobre todo, que no compitan con lo artesanales.

El Ministerio de Ambiente recomendó que la pesca de arrastre debe ser eliminada, porque es poco selectiva, y las redes llevan consigo todo tipo de especies adicionales. El otro principio para la suspensión de este tipo de pesca es que los artesanales compiten con barcos de mayor capacidad de pesca en la misma zona. Ellos, mientras recolectan decenas de libras, el industrial tiene centenas de libras.

La oferta del plan de contingencia está en traspasarse a la pesquería de merluza,  bacalao de profundidad, anguila, langostino y pesca blanca con arte de pesca artesanal, pesca de altura como atún, picudo, pez espada y dorado.

Jorge Luis Baidal, presidente de la Asociación de Armadores Pesqueros Pomaderos de Posorja, dijo que están desconcertados por las versiones del Viceministro de que en esta zona de pesca pomadera de Posorja existen Changas.

Las changas son fibras que en teoría podrían realizar el arrastre con redes, pero en la práctica no sería factible, pues las zonas pomaderas son de aguas muy correntosas por estar a la salida del canal de Guayaquil y no en Posorja. “Técnicamente no es viable esta práctica y no se ha desarrollado; por el contrario, fracasó”, dijo.