Ecuador trabaja en una estrategia nacional de inclusión financiera
La pandemia desnudó algunas realidades, evidenciando que las brechas se ampliaron para los sectores más vulnerables. Por ejemplo, la brecha salarial entre hombres y mujeres en Ecuador.
Viviana Aido, representante ONU Mujeres indicó que “la brecha salarial entre hombres y mujeres es de un 20%. El hecho de que las mujeres tengan trabajos tradicionalmente considerados de menor valor es una de las causas”.
Las mujeres en el Ecuador, añadió, dedican tres veces más de tiempo que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado, y cuatro veces más en el caso de mujeres indígenas y afros.
El exceso en la carga de trabajo que tuvieron las mujeres durante la época de confinamiento es otra realidad al descubierto.
“La carga de trabajo de cuidado no remunerado se ha incrementado para la mujeres en un 76% durante la pandemia. Además, casi un 50% de las mujeres durante el confinamiento, han sido separadas o despedidas de su trabajo sin aviso de retorno”, puntualizó Aido.
Y se agrava más el problema cuando la mujer no puede acceder a un puesto jerárquico. “Son espacios laborales tradicionalmente reservados a los hombres. En Ecuador apenas llegamos a un 10% de mujeres CEO, en posiciones directivas, por lo tanto hay una brecha importante”, indicó la representante de ONU.
Y las desigualdades también son evidentes en el acceso al sistema financiero. Según cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), apenas el 51% de la población está bancarizada, y entre la población excluida está un alto número de mujeres.
Johana Delgado, directora nacional de Inclusión Financiera del BCE, puso de ejemplo “hay personas que tienen una cuenta de ahorros o cuenta de crédito; sin embargo, no hacen uso de ella. Y esta epidemia, nos demostró que es indispensable primero tener bancarización de ese 49% restante, y por otro lado, que los servicios sean de calidad, parametrizados, acorde a necesidades de cada sector.”
Sin sistemas financieros inclusivos, las personas y las empresas deben recurrir a mecanismos informales de ahorro y crédito, por eso la importancia de asegurar la inclusión, “que en su concepto integral es el acceso, uso, calidad y bienestar financiero.”
La inclusión financiera es una herramienta eficaz en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Y ahora, en tiempos de emergencia sanitaria, se vuelve prioridad contar con servicios bancarios y uso de medios de pagos digitales para la contención del virus.