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Ideológicos versus pragmáticos: lucha invisible... cada vez más visible

Ideológicos versus pragmáticos: lucha invisible... cada vez más visible
18 de octubre de 2017 - 18:35 - Análisis

El tema económico escaló en la agenda del Gobierno; con él, también salieron a flote cohesiones y fisuras internas, tanto como consensos y divergencias externas. Hoy, el tablero político-empresarial se reacomoda y sus actores buscan su lugar.

De modo que, una vez más, la economía política refrenda un dato de la realidad: los intereses económicos sacan a flote el peso real del discurso político, en tanto que los grandes actores de la economía asumen -por sí y para sí- la defensa de sus intereses concretos. Estos son los hechos:

1. Al interior del equipo económico del Gobierno -como en todo grupo de poder- hay posiciones y posturas no coincidentes. Nada del otro mundo, si no fuera porque bajo el mismo techo gubernamental las distancias crecen a medida que se aplica la política económica, las diferencias se ahondan una vez que se define el camino a seguir, y afloran los intereses en juego.

2. La divergencia casa adentro ocurre, sobre todo, cuando se abordan los temas de alto valor estratégico, entre ellos: I) el incentivo fiscal para el retorno efectivo de los capitales que ecuatorianos tienen en el exterior; II) los estímulos tributarios para elevar la producción, el empleo y la productividad; III) la renegociación total de la deuda externa para dar oxígeno a las finanzas públicas; IV) la revisión integral de las prioridades comerciales y de la política de inversiones para apalancar la dolarización y evitar el deterioro del sector externo; V) la definición del nuevo mapa de modalidades contractuales sin que se afecten los intereses sociales de los trabajadores ecuatorianos, etc.

3. En el área económica, la postura que enarbolan hoy algunos altos funcionarios, de suyo, también influyentes y decisivos en el gobierno anterior, está marcada por la ortodoxia inequívoca que se resume en un concepto: son los “ideológicos”, quienes, durante una década, mantuvieron mucha distancia con organismos internacionales y multilaterales; minimizaron la tarea de los actores privados (sin que estos, por cierto, hayan dejado de acumular altas tasas de ganancia en la década pasada). Aborrecen a quien defiende las política corporativas y gremialistas, y no dejan de opinar sobre políticas públicas antiimperialistas. Ahí están, actuando y decidiendo todavía...

4. Al otro lado de la orilla están quienes se definen -sin decirlo, o diciéndolo en voz baja- como la savia nueva en el manejo de la economía en estos momentos de ajuste estructural: son los “pragmáticos”, básicamente, es gente de empresa que acudió al llamado del Presidente para que preste su contingente y aporte con su esfuerzo para sacar al país adelante. Es claro que sus lógicas e intereses chocan con los de los “ideológicos”.

5. El gran punto diferenciador entre unos y otros radica en la llamada evaluación por resultados. Los “ideológicos” defienden las virtudes y cargan con los defectos de una década de gestión pública ininterrumpida, tan rica en recursos como en escándalos de corrupción. Los “pragmáticos”, de su lado, asumen la postura que les favorece porque van al ritmo de la tendencia: virar la página y ver hacia adelante, corrigiendo errores, alabando lo bueno del pasado, negociando y sobre todo renegociando.

Así se va estructurando la nueva política económica del país en la era poscorreísta. Así va tomando forma el nuevo mapa de relaciones económicas y de poder en la transición liderada por Lenín Moreno.

El Presidente, agudo como es, habrá tomado nota de los límites de la cohabitación de tendencias económicas contrapuestas y tendrá que decidir. El tiempo vuela. (O)

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