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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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Finanzas populares mueven $ 1.700 millones en 15 meses

El obtener un microcrédito a bajo interés se ha convertido en una realidad, a través de las instituciones que conforman el sistema de finanzas populares en Ecuador. Los montos que van desde $ 100 ha cambiado la vida de cientos de personas que invirtieron el capital en sus negocios.

Las cooperativas, cajas comunitarias y bancos locales para entregar los montos parten del principio de ahorro o capital semilla. Geovanny Cardoso, secretario técnico del Programa Nacional de Finanzas Populares, explicó que la entidad trabaja con 197 estructuras financieras populares que cuentan con activos de $ 2.200 millones, de este monto $ 1.700 millones ya se entregaron a los microempresarios.

El 10 de mayo de 2011 entró en vigencia la Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria y del Sector Financiero Popular y Solidario (LOEPS). En su artículo 158 creó la Corporación Nacional de Finanzas Populares y Solidarias, siendo su base el Programa Nacional de Finanzas Populares, Emprendimiento y Economía Solidaria.

Lo que permite captar el interés de los socios del sistema de finanzas populares es la cercanía y el bajo interés de los créditos, a diferencia de las tasas que impone el sistema bancario privado. El microcrédito en el sector de las finanzas populares varía desde el 9% hasta el 18%, mientras que el de la banca privada es del 28% dependiendo del monto solicitado.

Para José Tonello, presidente del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEEP), en la historia del país la participación “de los pobres -dirigiéndome a ellos con respeto- fue minimizada para no dejar a la luz su capital humano y financiero”.

Tonello aseguró que a diferencia de los bancos, las finanzas populares buscan que el dinero que se ahorra en las comunidades, barrios o poblados, se quede en Ecuador y no salga al exterior, porque “es el dinero de los pobres, para los pobres, administrado por los pobres, para beneficio de los pobres”.

El funcionario recordó que el “boom” de la participación en las microfinanzas fue en la década de 1970 cuando se pagaba un jornal de $ 0,20 (en ese tiempo equivalía a 5 sucres) a los campesinos, pero bajo un nuevo modelo de vida se logró que parte del campesinado a través de fondos semilla o de ahorro obtengan créditos y compren sus propios terrenos y ganado.

Los usuarios del sistema de finanzas populares comenzaron a tener excedentes que se veían en forma de un bien (chanchos, pollos o productos agrícolas) y no podían utilizarlos en partes para cubrir las necesidades inmediatas, entonces se propuso que ese ahorro en especies se monetarice, recordó Tonello.

Si los campesinos llevaban el dinero a los bancos no servía de nada, por lo que se decidió que el dinero se quede en organizaciones comunitarias, como cooperativas, cajas de ahorro y otras, con el objetivo de contar con los recursos a la hora de una necesidad.

Acceso a créditos

Con el acceso al microcrédito surgió un fenómeno que llamó la atención, la participación de las mujeres en las microfinanzas, al punto que ellas son quienes administran en gran parte los recursos. El Programa de Finanzas Populares entregó más de $ 8 millones a 45.807 personas en 2011, la cartera benefició a 25.841 socias.

La organización Codesarrollo, con 200 socios jurídicos, cuenta al momento con una cartera de $ 72 millones para entregar créditos, de un total de $ 81 millones en activos.

En los últimos cinco años, se calcula, más de 12.000 mujeres ecuatorianas obtuvieron préstamos por alrededor de $ 45 millones, destinados a construir más de 2.000 viviendas, reestructurar 1.800 y comprar unas 5.400 hectáreas de tierra.

María Dolores Huilca, quien es una de las socias, obtuvo un crédito de $ 5.000 en la Cooperativa 26 de Septiembre para comprar un molino de comida para pollos. El interés que pagaba por su préstamo variaba según como cancelaba el capital. El contar con una herramienta de trabajo le permitió mejorar sus condiciones de vida, como hacer su trabajo en casa y ayudar a su comunidad.

Carmen Aynaguano, trabajadora y socia de la Cooperativa Sumak Ñan (buen camino), añadió que la participación de la mujer en las microfinanzas es más importante porque es puntual a la hora de cancelar los créditos. Los montos, en su mayoría, están destinados a mejorar las condiciones de trabajo .

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