Entrevista / Paulo Sentelhas / expresidente de la Federación Latinoamericana de Agrometeorología
En Ecuador "es fundamental la creación de un sistema de monitoreo agroclimático"
El mal tiempo influye en el crecimiento, desarrollo y productividad de los cultivos; además, afecta la relación de las plantas con microorganismos, insectos, hongos y bacterias, que causan las plagas y enfermedades.
Debido a esa importancia, el uso de informaciones meteorológicas es fundamental para que la agricultura sea una actividad sostenible. En ese contexto, la Agrometeorología -ciencia que estudia la influencia del tiempo y el clima en la producción de alimentos- cumple un papel estratégico. El brasileño Paulo Sentelhas, expresidente de la Federación Latinoamericana de Agrometeorología, en su visita a Ecuador evaluó el sistema agroecológico.
¿Cuál es la importancia de la Agrometeorología?
Tiene básicamente 3 propósitos frente a la agricultura: estratégicos, asociados a la planificación macro, topo y microclimática de los cultivos; tácticos, para posibilitar que los agricultores tomen las mejores decisiones en el ciclo del cultivo, especialmente con relación a las actividades de manejo del suelo, siembra, fertilización, control de plagas y enfermedades, riego y cosecha; y finalmente para obtener resiliencia, que los sistemas agrícolas sean aptos para enfrentar las condiciones meteorológicas adversas. La planificación agrícola y la toma de decisión son piezas fundamentales.
¿Cómo sirve a los agricultores?
Debe ser empleada para definir el mejor cultivo a ser implementado en una región, de acuerdo con la aptitud agroclimática, con el fin de minimizar los riesgos asociados a la variabilidad temporal y espacial de las condiciones meteorológicas. Además, la toma de decisiones sobre las más variadas prácticas agrícolas debe estar basada en las condiciones presente y futura, considerándose las previsiones de tiempo y clima.
¿En qué países se ha puesto en práctica la Agrometeorología?
En Brasil, las técnicas agrometeorológicas son herramientas fundamentales para definir la zonificación del riesgo climático, que define los lineamientos de cultivo que deben ser seguidos por los agricultores. Además, en Brasil, Estados Unidos, Argentina, Canadá y en Europa, la agrometeorología es usada para el control de plagas y enfermedades, el manejo del riego y la estimación de la cosecha.
¿Cuáles son los beneficios para el sector agrícola?
El principal está asociado a la disminución de riegos de los agricultores. En un contexto de mayor escala, la adopción de la Agrometeorología -como herramienta de gestión agrícola- incrementa la seguridad alimentaria, mayor rentabilidad para los productores y menores gastos.
¿A qué tipo de cultivos se puede aplicar la Agrometeorología?
A todos, desde cultivos anuales hasta perennes, de cultivos de secano a irrigados, y de agricultura altamente tecnificada a de subsistencia.
¿La Agrometeorología puede ayudar a tomar medidas preventivas ante el fenómeno El Niño?
Sí. Al tener previsiones climáticas estacionales, los agricultores pueden optar por prácticas que minimicen los impactos asociados al fenómeno El Niño. En Ecuador -donde el fenómeno está asociado a lluvias superiores a los niveles normales- se deben evitar siembras en los sectores que se inundan, incrementar los controles fitosanitarios y aumentar la fertilización de los cultivos.
¿Qué consejos daría para aplicar la Agrometeorología en el país?
En mi visita observé que existe una buena infraestructura de toma de datos meteorológicos, a pesar de cierta carencia de información en algunas áreas agrícolas, lo que exige la redistribución o instalación de nuevas estaciones meteorológicas.
¿Será suficiente?
Hay la necesidad de transformar esos datos meteorológicos para tomar decisiones. Monitorear las condiciones meteorológicas, sus efectos en el balance hídrico del suelo y su consiguiente influencia en la productividad es de extrema importancia para minimizar los impactos del fenómeno El Niño.
En este sentido es fundamental la creación de un sistema de monitoreo agroclimático, con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) y el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
¿Cómo ve la situación agrícola en Ecuador y cómo se podría mejorar?
Existen alta tecnología y baja tecnología. Para la agricultura de alta tecnología, considero que la mejora depende básicamente de la acción concentrada de las empresas agrícolas y productores altamente capacitados para implantar acciones que maximicen la productividad.
Para los productores de menor tecnología, el Gobierno debe concientizar a los agricultores que es ventajosa adoptar buenas prácticas de manejo de cultivos. El uso indiscriminado de plaguicidas no solo puede poner en riesgo los cultivos, sino también la salud del agricultor y el ambiente. Hay que priorizar para que los agricultores con menor acceso a la tecnología puedan, gradualmente, incorporarse a un sistema más sostenible. (I)