Cuando la economía enfrenta momentos difíciles, la estabilidad de la banca es fundamental y refleja el estado de liquidez existente en un país. En 2015, los depósitos en la banca mostraron una tendencia a la disminución que cambió en diciembre cuando aquellos empezaron a elevarse hasta enero de 2016.

Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, en entrevista con EL TELÉGRAFO, explica cómo el incremento de depósitos es un síntoma económico saludable generado por un manejo adecuado de las autoridades y de los representantes de los bancos.

De acuerdo a cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), los depósitos en la banca privada, registrados en diciembre de 2015 y enero de 2016, se recuperaron luego de varios meses consecutivos a la baja y tuvieron un incremento de cerca de $ 451 millones.

Prado dice que aquello fue posible por los pagos que el Estado hizo a sus proveedores por los créditos que recibió el país, $ 1.000 millones en diciembre de 2015 y $ 900 millones en enero de 2016. Esto provocó “más liquidez en el sistema financiero y bancario”.

Aunque destaca que este comportamiento propicia un nuevo equilibrio económico, Prado precisa que se podría considerar que la liquidez retorna a la economía nacional, si la tendencia creciente de los depósitos se mantiene al menos  tres meses más. En 2015 hubo una reducción anualizada de depósitos de 12,5%, indica y agrega que ante esa realidad la banca restringió créditos en alrededor de 5,5%, con el propósito de mantener liquidez.

Por eso, cuando los depósitos se recuperan los bancos disponen de mayores recursos para otorgar más crédito a la ciudadanía y esto, a su vez, se traduce en mayor poder adquisitivo. Según las cifras disponibles, en Ecuador el actual nivel de morosidad es 4,4%, un promedio que es “manejable y sostenible”.

Prado indica que para respaldar los depósitos la banca dispone de un fondo de liquidez de cerca de  $ 5.500 millones, conformado por tres factores: $ 2.200 millones en reservas en el BCE, $ 2.300 millones en un fondo creado por los propios bancos y $ 1.200 millones en fondos propios de la banca en el país y en el exterior. (I)