Una técnica efectiva pero cuestionable de extracción petrolera enciende la polémica mundial, precisamente cuando los países productores enfrentan una caída abrupta de los precios del crudo.

El fracking o fractura hidráulica es la extracción de gas o petróleo de  esquistos a través de la perforación de un pozo vertical y otro horizontal de entre 1.000 y 3.000 metros de longitud, a través de los cuales se inyecta agua a presión mezclada con materiales químicos para ampliar las fracturas en las rocas que encierran estos productos (ver infografía). Esta técnica ha hecho que Estados Unidos pase de una producción de 5 millones de barriles diarios en 2008, a 7,74 millones el año pasado.

Un artículo publicado por el diario ABC de España indica que la producción de petróleo en Estados Unidos con este sistema ha crecido de 600.000 a 3,5 millones de barriles diarios, lo que supuso un incremento de la producción total en un 30%.

Es más, se vaticinan cambios geopolíticos paulatinos a propósito de su utilización. La fractura hidráulica convertiría hacia 2019 a EE.UU. en el máximo productor de petróleo del planeta, por delante de Arabia Saudí.

Para 2035 habrá alcanzado la independencia energética y con ello podría disminuir su interés en Oriente Medio. Finalmente, según analistas, esto podría ayudar a que la Unión Europea (UE) esté menos expuesta al ‘juego’ de Rusia, considerando las fricciones por los problemas en Ucrania y que el 70% por ciento del petróleo que exporta ese país al mundo se dirige a Europa.

Por lo pronto, el sistema de extracción ha generado reacciones como la del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien lo catalogó como un método ‘salvaje’, pues, a su juicio, ha incidido en la caída de los precios del crudo.

Un método polémico

Desde su incorporación a la industria petrolera en 1860 en la costa este norteamericana, la fracturación hidráulica, si bien es fomentada en algunos países, en otros está sujeta a moratorias o está prohibida debido a su impacto ambiental.

En Alemania, por ejemplo, según informó el medio público DW, se presentó el año pasado un proyecto de ley que propone que el fracking de gas sea solo posible a partir de una profundidad de 3.000 metros, pues el producto económicamente viable para ser extraído en ese país se halla entre 1.000 a 2.500 metros de profundidad. La ley contempla la prohibición de la práctica para 2021.

En el mismo artículo, la presidenta del Instituto Federal del Medio Ambiente de Alemania, María Krautzberger, consideró que el fracking debería ser una práctica  casi ‘imposible’ en su país, pues, además, el aporte sería no más del 4 por ciento al abastecimiento energético del país.

Otras naciones, como Reino Unido, recientemente han levantado su veto, optando por su regulación en lugar de una prohibición total.

La Unión Europea actualmente está comenzando a regular la fracturación hidráulica.

Beneficios y daños

Mientras los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan los beneficios económicos de poder extraer gran cantidad de crudo antes inaccesible, sus oponentes señalan que el impacto medioambiental de esta técnica incluye la contaminación de acuíferos, migración de gases y productos químicos utilizados hacia la superficie y los posibles efectos en la salud derivados de ello.

También se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos.

Según expertos citados por DW, el agua de los subsuelos que llega a la superficie puede que no solo esté contaminada con los químicos que se vertieron, sino que, además, puede venir con sustancias tóxicas del interior de la tierra a causa del proceso. Entre los materiales estarían metales pesados, hidrocarburos aromáticos y hasta sustancias radioactivas locales.

Entre las sugerencias está prohibir el fracking en regiones donde las aguas freáticas se usan para consumo humano, así como en las zonas de fracturas geológicas, ya que estas pueden servir de canales de ascenso para el líquido.

Países como Argentina, México, Brasil, Argelia, Libia, Polonia, entre otros, tienen reservas de esquistos.

DATOS

El petróleo o gas de esquistos, o shale oil, es un producto no convencional obtenido de rocas arcillosas empapadas de material orgánico e inorgánico.

La cantidad que puede extraerse de una roca es variable, de 75 a 125 litros de petróleo. El proceso consiste en 3 pasos: trituración, combustión en hornos y extracción.

Entre los principales impactos del fracking se encuentran la contaminación atmosférica  y del agua, tanto por fugas de metano como por aditivos químicos. También trae problemas de sostenibilidad del recurso.

De los químicos inyectados, como el benceno, el  tolueno y el xileno, algunos se consideran tóxicos para la vida acuática, y otros potencialmente cancerígenos.