Tras 15 meses de la incorporación del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) al sistema financiero ecuatoriano, la banca privada empieza a sentir sus efectos. César Robalino, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), reconoce que en este momento la cartera hipotecaria “se derrumba” y que  si los bancos no mejoran las condiciones crediticias y captan nuevos clientes, esa cartera no se recuperará.

Para él, la explicación es simple: el Biess presta hasta 25 años plazo y con una tasa de interés del 8,69%, facilidades que la banca privada no está en capacidad de ofrecer, pues los costos operativos (mantenimiento de las agencias, cajeros automáticos, etc.) inherentes al servicio que prestan son superiores, lo que no ocurre con el Biess,  por su vinculación directa con los trabajadores en relación de dependencia.

A ello se suma el bajo índice de bancarización (el 42,8% de los ecuatorianos tiene una cuenta de ahorros o corriente) y la cultura del ahorro a corto plazo. Según la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS), en el 2011 el 90% de la capitalización de los bancos privados fue por depósitos a la vista y captaciones de hasta 90 días de plazo. Es decir,  un fondeo a corto plazo que les impide aprobar préstamos a mediano y largo plazo para evitar una descapitalización.

Esa política les ha permitido mantener un sistema solvente, cuyo índice de liquidez está en el 33% y su utilidad neta creció en un 50% durante el último año. Esa ganancia se generó en los créditos comerciales, es decir microcréditos y de consumo, cuyo volumen creció entre un 65% y 121%, respectivamente. 

Pese a ello, el crédito de vivienda es importante para la banca, pero ante la imposibilidad de flexibilizar las políticas de selección de un cliente, Robalino señala que será necesario buscar nichos especiales en donde no entren a competir con el Biess.

Mientras el ente público busca financiar viviendas desde $ 25.000 (hasta un máximo de $100 mil), que beneficien al segmento más grande de la población, la banca privada pretende apuntalar sus servicios en los sectores económicos más fuertes.

Es que la captación de clientes ha sido “agresiva” por parte del Biess. Entre octubre del 2010, cuando empezó a operar, hasta fines del 2011 se entregaron 36.121 créditos hipotecarios. Por ese concepto, solo el año pasado se desembolsaron 760 millones de dólares y la entidad prevé incrementar este año esa inversión a 900 millones de dólares.

La preocupación es latente  porque a más del financiamiento de viviendas nuevas, el Biess también  sustituye hipotecas con la banca privada. 

Y bajo la premisa:  “Si a la economía le va bien, a la banca también”, Robalino estima que las utilidades serán menores en el 2012 por la caída de la demanda del crédito que se produce en un año electoral y porque la previsión de crecimiento del país bajó del 8% al 5%.