Alexandra C. tiene un puesto de comidas en la esquina de su casa, ubicada en Daule (Guayas). Intentó obtener un crédito en un banco para ampliar su negocio, pero le fue negado por no cumplir con todos los requisitos.

Entonces se vio tentada a aceptar financiamiento de un chulquero, a quien por $ 300 debe pagar mensualmente el 20% de interés.

Esa es la realidad del 31% de las mujeres ecuatorianas que no acceden al crédito formal. Las jefas de hogar solo acceden al 21,7% del total de crédito del sistema financiero.

“Esa situación se agrava en el área rural, donde llega apenas al 14,4%”, explicó Verónica Artola, gerenta general del Banco Central del Ecuador (BCE), en el encuentro Mujeres líderes por la equidad de género, realizado el viernes 28 de marzo en Guayaquil.

Sobre el acceso a los servicios financieros, en el primer trimestre de 2018 los hombres accedieron el 10% más que las mujeres.

Los montos de los créditos también varían según el género. Mientras los hombres en promedio reciben un crédito de $ 1.500, una mujer accede a $ 600.

“Las mujeres son mejores pagadoras. Sus créditos están destinados a actividades productivas o (adquisición) de activos que generan beneficios para la familia”, dijo Artola.

Mientras que los hombres generalmente destinan sus recursos para gastos corrientes como compra de vehículos, televisores o viajes. Por esa razón es importante generar productos para impulsar emprendimientos de mujeres.

Uno de ellos es la línea de crédito que el BCE ofrece para mujeres que son víctimas de violencia de género y cuyo fondo es de $10 millones.  

La inequidad salarial de igual manera persiste en Ecuador. La brecha salarial es de alrededor del 17%, a pesar de que cuentan con la misma capacidad y formación profesional que los hombres.   

En el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, también está previsto que se impulsen programas para reducir la inequidad de género, además de destinar $ 300 millones este año para proyectos sociales. (I)