Corea del Sur estrecha relaciones con Ecuador
Mañana, martes 7 de mayo, Carondelet recibe una visita trascendente: el primer ministro de Corea del Sur, Lee Nak-yon, llevará a cabo una reunión bilateral con el presidente Moreno.
Es la primera vez, en los 57 años de relación diplomática con ese país, que se da una visita a ese nivel. De parte del Ecuador, dos presidentes han llegado a Seúl: Noboa, en 2002, y Correa, en 2010.
El primer ministro Lee llegará al Aeropuerto Mariscal Sucre esta tarde, a las 17:40, donde será recibido con la ceremonia protocolaria de rigor por el vicepresidente Otto Sonnenholzner.
Hagamos un poco de memoria para saber de qué hablamos cuando nos referimos a Corea del Sur. De 1910 a 1945, la península coreana fue colonia de Japón, sufriendo dolorosos rigores que marcaron a su población.
Al fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón fue desalojado por la URSS en el norte y por EE.UU. en el sur, y se instauró un régimen autónomo en cada lado. El norte, liderado por Kim Il-sung, abuelo del actual dictador norcoreano, con el apoyo de la URSS y China, invadió al sur y se produjo una guerra fratricida entre 1950 y 1953, con más de 3 millones y medio de muertes, prácticamente otro holocausto.
En este momento empezó la relación de amistad entre Corea del Sur y Ecuador. La naciente Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió resoluciones condenando la invasión y exigiendo el retiro de las tropas de Kim Il-sung. Ecuador era miembro del Consejo de Seguridad y dio su respaldo a Corea del Sur, además de enviar a este destino 500 toneladas de alimentos y medicamentos durante el período bélico.
Corea del Norte firmó en 1953 un armisticio con la ONU, acordando la división en el paralelo 38, que se ha convertido hasta la actualidad en alegoría de la Guerra Fría, que en Corea persiste. Hoy, con el nieto de Kim Il-sung estamos asistiendo recién, 66 años después, a los diálogos de pacificación definitiva, donde el presidente Moon Jae-in, ha tenido un rol preponderante, aunque invisibilizado.
En los años 50, Corea del Sur fue uno de los países más pobres del mundo, más que cualquiera de los latinoamericanos. Desde entonces ha protagonizado un vertiginoso ascenso que, a pesar de la devastación sufrida como consecuencia de la guerra, lo ha transformado en un “tigre” económico, aún poco conocido en el Ecuador más allá de algunas de sus marcas de tecnología.
Con menos de 108 mil km2, sin petróleo ni minerales, está entre las doce economías más poderosas del planeta. ¿Cómo lo hizo?
Corea del Sur es ejemplo de una economía planificada que se industrializó rápidamente sin depender de la inversión extranjera directa. Pasó de ser un país de campesinos pobres, la mayoría analfabetos, a ser un país rico, apostándole a la educación y a la innovación. Se especializó en tecnología para la exportación, con un esquema de cooperación entre Estado, sector privado y academia, una trilogía virtuosa.
El camino ha conllevado mucho trabajo y grandes sacrificios de su población, pero ha demostrado que, con planificación y decisión, es posible realizar grandes cambios.
Por ello, es de esperar que, entre los frutos de esta reunión bilateral se encuentre el reanudar negociaciones para un acuerdo comercial.
Esto representa una excelente oportunidad dada la complementariedad de sus economías: mientras Corea produce automotores, dispositivos electrónicos y embarcaciones, el Ecuador se especializa en productos de agroexportación demandados por el mercado coreano. (O)