Los comerciantes vuelven a trabajar pese a las protestas
Tras más de cuatro días de no laborar debido a las manifestaciones en contra de las medidas económicas que anunció el Gobierno, varios comerciantes dejaron el miedo de lado y volvieron a las calles a ofrecer sus productos.
El miércoles en la capital, en una esquina del parque El Ejido, en la avenida Patria y 6 de Diciembre, vendedores de comida se instalaron desde muy temprano para atender a los transeúntes.
María Jácome vendía choclo con mote y fritada. No llevó mucho de su producto porque prefería estar ligera para correr si era necesario. Volvió a laborar el martes, aunque lo hace mientras las marchas bajan un poco de tono. Ese día obtuvo $ 50.
“Nosotros vivimos al diario de lo que vendemos. Ya no podía quedarme en casa, tengo hijos que alimentar. Me toca estar aquí para sacar algo”, comenta Jácome.
En ocasiones la vendedora tuvo que regalar platos con comida a algunos manifestantes porque la amenazaron de que le quitarían todo.
Lo mismo le sucedió a Patricio Farinango. Él vende fruta picada.
“Si no puedes con el enemigo, únetele”, dice el hombre de 43 años ante las amenazas de los protestantes de arrebatarle sus cosas.
Farinango permanece en la esquina solo por unas horas, evita los enfrentamientos. También volvió a trabajar el martes. Ese día vendió $ 13, cuando por lo general lo más bajo que suele obtener en un día común es $ 25.
“Ellos (manifestantes) nos dicen que por qué estamos trabajando si ellos lo dejaron de hacer por venir a protestar. Dicen que nos van a quitar todo si seguimos vendiendo”, asegura Francisca Guaján, quien vende arroz, con papas y pollo frito.
Vendedoras de espumilla, canguil y mangos también trabajaron ayer. Lo hicieron de forma conjunta y sin separarse en las inmediaciones del parque El Arbolito.
Ninguna vendió mucho porque tenían miedo de circular cerca de las protestas.
Los comerciantes coincidieron en que los precios de los productos que necesitan para elaborar sus platillos subieron de precio. Creen que esto se debe a la escasez y porque subió el precio del combustible.
Según Jácome, el quintal de papas pasó de costar $ 15 a $ 50 y el quintal de chochos, de $ 12 a $ 35.
Los vendedores guardan la esperanza de que todo se solucione pronto para que vuelva la paz y puedan trabajar con normalidad. (I)