Actualmente, el país cuenta con el Plan de Mejora Competitiva del Café y Cacao, pero el Ministro de Agricultura, Xavier Lazo, evalúa la posibilidad de crear una política exclusiva para el café.

El funcionario indicó que, basado en criterios de expertos internacionales, Ecuador tiene potencialidad para producir cafés especiales; es decir, de un origen único y con sabor distintivo.

“Creo que un programa de mejora competitiva para el café amerita ponerlo en marcha y trabajar más de la mano con la industria. (Además) necesitamos aumentar productividad e implementar trazabilidad, para ser más especializados”, subrayó.

La producción y las exportaciones de café han sufrido bajas en los últimos años.

Desde 2015, las ventas del grano al exterior se redujeron en más del 60% a causa del alto costo para industrializar su producción y la baja productividad de los cultivos.

Pablo Pinargote, gerente general de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé), indicó que hace seis años había un sector industrial exportador que estaba fortalecido.

Por ejemplo, las cifras del gremio demuestran que en 2013 exportaron 1’261.690 sacos de café de 60 kilogramos, entre grano y producto industrializado. Esto representó más de $ 218 millones.

Sin embargo, desde 2015 hasta mayo de este año, la situación se torna preocupante (ver infografía).

Pinargote señaló que los precios elevados de energía eléctrica, combustible y agua, factores principales para convertir el café en grano a producto elaborado, incidieron para la merma.

“Esto ocasionó que el sector industrial nacional exportador de café pierda competitividad en el mercado externo”, enfatizó.

Para este año, añadió el Gerente de Anecafé, tienen proyecciones de que las exportaciones decrecerán entre el 25% o 30% en comparación con 2018.

La baja productividad que tienen las plantaciones de café es otra preocupación.

Por ejemplo, Pinargote dijo que en la variedad de café arábigo se producen alrededor de cinco quintales por hectárea, cuando la media de la región es 25 quintales.

Por esta razón, el dirigente cree necesario que el Ministerio de Agricultura implemente una nueva política agraria que incluya variedades altamente productivas y resistentes a plagas. Además, acompañamiento técnico y acceso a créditos.

Pinargote dijo, también, que el campesino requiere capacitación para que emplee buenos manejos de cosecha y poscosecha en su producción.

“Esto permitirá al cafetalero, sobre todo al pequeño y mediano, tener una buena calidad de café y, obviamente, generar mejores precios e ingresos para sus familias”.

Según cifras del Sistema de Información Pública Agropecuaria (SIPA), la superficie cosechada de café (entre las variedades arábigo y robusta) se ubicó en 2018 en las 61.254 hectáreas, 29,2% menos que las registradas en 2017 (86.621 ha.).

Jonny Sánchez, productor cafetalero del sector de San Plácido, en Manabí, indicó que este año bajó la producción a causa del clima y porque algunas plantas “se encuentran deterioradas”, pues el año pasado hubo tres cosechas.

“Las plantas quedaron como deterioradas por mucho manoseo. Por ello vemos que no se recuperará pronto la planta, ya que está sentida”, manifestó.

En cuanto al clima, Sánchez explicó que para que un café florezca, debe tener dos días de lluvia, pero si llueve continuamente o hay mucho sol, se cae la flor. “Esto es una cuestión complicada”.

Debido a esta situación, hay productores que cosechan 80 libras o un quintal, lo cual representa pérdidas.

Pinargote sostuvo que el sector privado y los organizadores del concurso de Taza Dorada buscan posicionar en las diferentes regiones del país una nueva cultura de producir café.

“A través de esto vemos que el pequeño y mediano productor pueden mantener sus cultivos y obtener un producto de mayor calidad y mejores precios”, indicó el  representante de Anecafé. (I)