Activos de las organizaciones crecieron 24%
Asoseranobi es una agrupación que se creó en 2016 y ofrece refrigerios y almuerzos a centros educativos públicos principalmente.
Las ganancias de su trabajo se reparten por igual entre sus 12 socios y “sirven para sobrevivir”, cuenta su representante, Paola Soto.
Esa es la esencia de la Economía Popular y Solidaria (EPS). Su lógica no es la acumulación de recursos sin límites, sino la de obtención de medios para su subsistencia y así mejorar sus condiciones de vida.
Sus principios son satisfacer las necesidades comunes basadas en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad.
La Superintendencia de la EPS registra que un creciente número de organizaciones de este tipo. En 2012, cuando se creó este ente regulador, existían 5.639 organizaciones, mientras que ahora son 14.749.
Las cifras muestran que las organizaciones del sector no financiero de la EPS (asociaciones, cooperativas y organizaciones comunitarias) “son dinámicas, crecen, evolucionan y generan movilidad para la economía”, manifestó la superintendenta Margarita Hernández, en un taller dictado a periodistas del país.
De hecho, el 54% de las sociedades se encuentran en el sector productivo. El resto se divide en las áreas de servicios, vivienda y transporte, incluidas las cooperativas de taxis (ver infografía).
Datos de la Superintendencia muestran que el 42% de estas se encuentran en Guayas, Pichincha y Manabí. Mientras que hay poca presencia en provincias amazónicas como Morona Santiago, Zamora Chinchipe o Pastaza.
Una porción importante, el 30%, se concentran en zonas de alta ruralidad y el 69% están en lugares de alta pobreza.
Entonces asociarse es una opción que permite sobresalir en este contexto. Un ejemplo de ello es la asociación de producción textil Punto Ecuador.
Esta estructura agrupa a artesanos de segunda generación del barrio El Tejar (centro de Quito). Juntos elaboran prendas de trabajo, ejecutivas y deportivas. Desde 2016, su principal cliente es el sector público.
Galo Punina, representante legal de la asociación, contó que tienen 90 productos en el catálogo electrónico del Servicio de Compras Públicas.
Los datos globales del desempeño económico de estas agrupaciones de la EPS también confirman su crecimiento.
Los activos aumentaron un 24% entre 2014 ($ 684 millones) y 2017 ($ 889 millones).
Los pasivos pasaron de $ 384 millones a $ 479 millones y su patrimonio creció de $ 301 millones a $ 410 millones en el mismo periodo.
De igual manera, en 2014 los ingresos fueron de $ 803 millones y en 2017 alcanzaron los $ 1.210 millones.
Las utilidades del sector ascendieron de $ 9 millones a $ 15 millones, es decir un 66% en cuatro años.
Tanto Paola Soto como Galo Punina reconocen la gestión del Gobierno en cuanto al apoyo al sector.
Sin embargo, también demandan más asistencia técnica y financiera para que su crecimiento continúe.
En concreto solicitan asesoría para acceder a certificados de calidad y créditos bancarios especializados en asociaciones.
Sector financiero de la EPS
La otra gran rama de la EPS es el sector financiero, compuesto por cooperativas de ahorro y crédito, mutualistas y cajas centrales.
En este sector se encuentran 598 instituciones con 6’897.506 de socios.
La Superintendencia sostiene que sin contar los cinco bancos privados más grandes del país, los activos, la cartera de créditos y los depósitos de este sector, son mayores a los depósitos del sistema bancario.
Entre sus particularidades están que el 60% se especializa en microcréditos y el 17% son entidades indígenas. (I)