En la antiguedad el ‘sacha inchi’ era labrado en chacras familiares
85 agricultores cultivan el llamado ‘aceite de los incas’ en Napo
José Licuy, productor de la parroquia San Pablo de Ushpayacu, del cantón Archidona, provincia de Napo, sembró hace 6 meses media hectárea de sacha inchi o ticazo, como se lo conoce en esta zona.
Para Licuy y los moradores del sector el producto no es nuevo, de la semilla se extrae el denominado ‘aceite de los incas’. Las nacionalidades amazónicas lo utilizaban como un alimento ancestral, ya que lo consumían dentro de su dieta normal, sea cocido o tostado. El sacha inchi era cultivado dentro de sus chacras familiares, que son un sistema agroecológico, donde la población amazónica autóctona obtiene un alto porcentaje de su alimentación diaria.
Luego de las capacitaciones impartidas por técnicos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), conocieron las propiedades nutritivas y de rentabilidad que posee este fruto, y, junto a sus compañeros de la Asociación Inti, José emprendió el proyecto del cultivo del sacha inchi.
El propósito de este plan es implementar -bajo el concepto de asociatividad- 70 hectáreas de producción de sacha inchi en la provincia de Napo, mediante la capacitación, producción y comercialización de esta semilla, y bajo el concepto de chacras integrales, para la seguridad alimentaria y el bienestar económico de las familias.
Ruth Grefa, agricultora de la comunidad San José, también perteneciente a San Pablo de Ushpayacu, destacó que la producción de este fruto es duradera, tras precisar que luego de 8 meses, a partir de la siembra, podrá cosechar continuamente.
Agregó que en este proyecto está involucrada toda su familia, y no duda que su trabajo rendirá para mejorar su calidad de vida.
Jairo Albuja, técnico del Magap, destacó que con los primeros insumos y materiales que se entregaron a los agricultores, se fomenta el cultivo de productos alternativos, además de que se fortalece la actividad agrícola en la zona.
Exportación de Sacha Inchi
El proyecto de producción de sacha inchi o ticazo es implementado por el Magap, a través del Programa de Innovación Tecnológica y el Fondo de Cooperación Japonés Segunda Ronda Kennedy (2 KR).
En todo el país, su primera fase tiene una meta de mil hectáreas de cultivo en la Costa, Amazonía y Noroccidente de Pichincha.
Para la segunda fase se planifica implementar centros de acopio con la infraestructura adecuada en las provincias productoras de este fruto, así como la instalación de una fábrica de extracción de aceite, que tendrá como fin comercializar este producto en los mercados europeos y americanos.
Sin embargo, mientras se implementa la procesadora de aceite, la producción de semilla de sacha inchi será enviada como materia prima a los mercados de Perú y Colombia.
Para la exportación de sacha inchi, el Magap tiene vigente un convenio con la empresa peruana Agroindustrias amazónicas. Actualmente hay 500 hectáreas cultivadas en el territorio nacional, de las que se obtienen tres toneladas por hectárea, lo que ha permitido exportar dicho producto por segunda ocasión.
Procesamiento del ticazo
Las investigaciones realizadas en Perú sobre sus propiedades nutricionales, señalan que el sacha inchi es rico en aceite omega 3, 9 y especialmente en omega 6, además de que contiene antioxidantes y proteína de alta calidad, lo que le hace poseedor de excelentes características alimenticias y medicinales.
En este contexto, el plan para la zona amazónica se enmarca en la temática agroproductiva, que es responsabilidad y competencia directa del Magap. Además, se propone un sistema de cultivo en chacra entre las familias productoras del sector, a las que se les ofrece algunas prácticas mejoradas, para darle sostenibilidad técnica y financiera al proyecto.
De esta manera, todo el proceso productivo -desde la producción, cosecha, poscosecha hasta la comercialización- es componente de una misma cadena de producción agrícola.
En Napo, el proyecto se desarrolla en las parroquias de San Pablo, del cantón Archidona, y en la parroquia Talag, del cantón Tena, con 35 hectáreas de siembra en cada zona. Estas son manejadas por 85 productores organizados en asociaciones de producción, que realizarán la comercialización con los principios de la economía popular y solidaria.
Las 22 comunidades que son beneficiarias del proyecto recibieron semillas certificadas de ticazo y varios insumos, como alambre, abono, fundas de vivero y plástico, para el proceso de secado de la semilla, con una inversión total de $ 54.892.
La cosecha del sacha inchi inicia a los ocho meses de su siembra. Durante el primer año, la cosecha es cada quince días, y a partir del segundo año es semanal. La producción de semilla seca llega a una tonelada métrica por hectárea.
La recolección se realiza cuando el fruto tiene forma de cápsula estrella, de entre cuatro a seis puntas; de cada punta se obtiene una semilla, luego de un proceso de secado y decapsulado. En el centro de acopio de Pichincha, el precio de la cápsula es de 60 centavos, y de $ 1,60 como semilla.
Las asociaciones que participan en el proyecto venden su producción en San Miguel de los Bancos, al noroccidente de Pichincha, donde hay un centro de acopio para el transporte y venta de la semilla, hacia los mercados de Perú y Colombia.
Este proyecto permitirá generar sistemas productivos financieramente rentables y ambientalmente sustentables, para contribuir al aprovechamiento racional de los recursos que dispone la naturaleza, manifestó Jairo Albuja. (I)