Transcurrían los primeros años de la década del 70 y con el “boom” petrolero se habló por primera vez de clase media en Ecuador. Para esos años el sector público había tenido un crecimiento vertiginoso, tanto en gasto destinado a sueldos y salarios como a proyectos de inversión pública, y ese segmento naciente estaba ligado directa o indirectamente con el auge formado durante esos años.

Conceptualizar la clase media ecuatoriana es un asunto complejo si tomamos en cuenta que es un fenómeno emergente en la actualidad y si hay una huella de esta en los años 70 fue borrada casi en su totalidad con las políticas de ajustes y la crisis financiera de 1999.  Sin embargo, haciendo uso del último informe del Banco Mundial (BM), publicado el lunes pasado, podemos establecer una idea clara de este segmento de la sociedad.

El documento titulado “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina, Panorámica general” identifica al hombre y la mujer  de la clase media latinoamericana y del Caribe, normalmente, como el trabajador del sector servicio razonablemente educado, empleado por una empresa privada con un contrato formal con derechos a prestaciones sociales, en una zona urbana.

Según este estudio no hay evidencias de que la clase media sea demasiado dependiente del –o esté empleada por-   sector público. En la mayoría de países de América Latina el empleo en el sector público es más frecuente entre los más ricos que en la clase media (aunque México y Perú son excepciones).

Pero, para Betty Espinosa, catedrática e investigadora de la Flacso, el actual peso del Estado en la economía ecuatoriana ha generado un círculo virtuoso entre un sector público en el que  se reconoce mejores salarios a sus funcionarios y la dinamización del crédito en la economía.

En el sector privado, como política de Estado desde   2007 se ha realizado una mayor cobertura de la Seguridad Social a la población y se eliminó la intermediación laboral dando como resultado que más personas empleadas en empresas privadas accedan a mayores ingresos, derechos y créditos, como los otorgados por el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) para vivienda.

Se puede afirmar entonces, que la clase media ha   crecido de la mano con el  sector público por los mayores recursos destinados a mejores salarios, pero también por políticas enfocadas a generar un mayor nivel de vida quedando atrás la explotación laboral enmarcada en la ley de intermediación y tercerización laboral que regía desde  2004.

Mediante esta encuesta, establecida en cinco estratos ubicados según aspectos económicos, educación y salud, tecnología, características de las viviendas, cantidad y clase de bienes, y los hábitos de consumo, se cuantifica el segmento medio de la sociedad ecuatoriana en 34%. La cifra se encontraría por encima de la fijada en el documento del BM que calcula en 30% en promedio para la región.

La encuesta revela que la clase media ecuatoriana tiene educación secundaria y superior, una variada cantidad de electrodomésticos, Internet, comunicación móvil y convencional, afiliada al Seguro Social. También, una tercera parte de este segmento posee vehículo para uso exclusivo para el hogar y las características de la vivienda están detalladas como cómodas y confortables.

Por último, según el informe, los países de América Latina han expandido su clase media gracias a dos factores: el crecimiento de la economía y la redistribución del ingreso. Actualmente, en   Ecuador, se registra una baja de los índices de pobreza y de indigencia permitiendo que más personas accedan a un mejor nivel de vida teniendo un efecto directo en la salida de más personas del estrato pobre para ingresar en el segmento medio de la población.