Su ingenio los metió en los J. Olímpicos
Probablemente, cuando se habla de Juegos Olímpicos, se le vengan a la cabeza algunos hitos de grandes deportistas como Usain Bolt, Rafael Nadal o Michael Phelps.
Sus medallas de oro y sus éxitos en la pista, la cancha y la piscina les han abierto la puerta a millonarios contratos publicitarios que les permiten dedicarse a entrenar y prepararse intensamente para esta cita cada cuatro años.
Pero esa solo es la realidad de la élite del deporte. Y es que mientras algunos deportistas consiguen prepararse en programas de entrenamiento de alto rendimiento gracias a la suma de ayudas (de sus países, comités olímpicos y patrocinadores), los menos afortunados tienen que echar mano del ingenio para financiar su participación olímpica.
En los últimos meses, han salido a la luz algunas maneras originales y en ocasiones polémicas para conseguir el dinero necesario para poder participar en Londres.
Entre el dojan y el burdel
Una iniciativa que causó polémica fue la del taekwondista neozelandés Logan Campbell, quien creó una agencia de prostitución de lujo, un negocio legal en su país.
“En 2008 mi campaña olímpica costó más de $ 150 mil que financié principalmente con la ayuda de mis padres. Necesito al menos $ 300 mil para entrenar y asistir a los torneos en mi intento para competir en los JJ.OO.”, explicaba Campbell en la página web en la que presentaba la agencia que abrió en la ciudad de Auckland.
La noticia llamó la atención de los medios de comunicación, pero no sentó bien a los responsables de la federación de taekwondo ni al comité olímpico de su país. Ambos organismos le dijeron que no consideraban adecuado que se relacionase al deporte con ese negocio y le advirtieron que podría reducir sus posibilidades de ser seleccionado para ir a Londres.
Por eso, vendió la agencia en 2010. Pero para entonces su historia había ganado gran popularidad y una agencia deportiva le dio una beca de $ 41 mil que le permitió dedicarse a entrenar a tiempo completo y conseguir su clasificación a Londres.
Un tatuaje al mejor postor
“Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. Eso debió pensar el atleta estadounidense Nick Symmonds cuando, harto de esperar un patrocinador que no llegaba, decidió subastar un espacio de su brazo en el sitio de ventas de Internet “clic Ebay” para tatuarse temporalmente el nombre de una compañía.
Con el lema “Tu nombre de Twitter en un Olímpico”, Symmonds consiguió que once empresas se interesaran por esta peculiar campaña.
La firma publicitaria Hanson Dodge Creative ganó la puja al ofrecer $11.100 y su nombre llegará a Londres en el brazo de este corredor de 800 metros planos.
Marchista que vende galletas
John Nunn es un militar y marchista de EE.UU. que en sus ratos libres cocina galletitas junto a su hija de ocho años y las vende por Internet.
“El negocio de las galletas empezó como un hobbie junto a mi hija, un día decidimos venderlas por Internet y ahora tenemos pedidos en todo EE.UU. Estoy creando las bases de este negocio para tener algo cuando deje de competir”, dijo el marchista en una entrevista.