Se cansó de ser espectadora; se puso el guante y hoy da cátedra
Ver a una mujer jugando al béisbol es algo común en Guayaquil. Pero verla en medio de varones, eso sí es novedoso. Alejandra Saona, joven de 13 años que se ha “metido” al deporte de la “pelota chica”, es la única de la Liga Miraflores que actúa en la categoría potrillos.
“Los mánagers que la conocen se sorprenden por la entrega que pone Alejandra todos los días y más aún porque hasta ahora es la única adolescente que no ha renunciado a sus raíces: el béisbol (en relación, quizás, a que muchas chicas se decantan pronto por el softball)”, dice Elsie Haz de Saona, madre de Alejandra.
A las categorías pony y hasta cachorros es lo más lejos que llegan las niñas mezcladas con chicos en los certámenes oficiales de la Liga “miraflorina”, sin embargo Alejandra ya ha superado esa barrera.
La historia de esta joven pelotera se inició hace 6 años, cuando acompañaba a su hermano Roberto de 9 a las prácticas con Cardenales. Un día, cansada de llegar y no hacer nada, se bajó de las gradas y sintió las ganas de “bolear”. Desde el instante que se puso el guante sintió que debía dejar de asistir como espectadora y dialogó con su mamá para que la inscribiera en el equipo.
Al principio Elsie no estuvo de acuerdo con Alejandra, incluso hasta cuestionó su decisión y trató de persuadirla mostrándole otras opciones como el ballet, el arte y la pintura, incluso la natación. “Quise que hiciera otra cosa, ya que el béisbol me parecía un deporte con riesgo, me daba miedo. Hasta los 6 años pintaba y bailaba; yo era feliz”, relata la madre, que al fin ha aprendido a convivir con la carrera deportiva que eligió su segunda hija.
Gabriela, su hermana mayor, hace de fotógrafa en cada encuentro que tiene Alejandra. Pero “Gaby” a veces se divide en tres ya que sus otros dos hermanos también juegan béisbol. El gusto de “Aleja” por este deporte ha servido “como arma” para la señora Elsie, que vio las ganas de jugar de su hija, y por ello le dijo: “si estudias puedes continuar con el béisbol y el sóftbol”.
Ante el olor a cuero del guante y la pelota chica, Alejandra no pudo negarse a la condición que le puso su madre. “Acepté todas las reglas y no me arrepiento porque amo jugar al béisbol. Es lo mío”.
La pelotera de Cardenales precisó ser hincha de los Red Sox o Medias Rojas de Boston, equipo que tiene en su palmarés 8 Series Mundiales y es considerado el “archirrival” del cuadro más laureado en Grandes Ligas, los Yankees de Nueva York (con 27 campeonatos). “El equipo de Boston me encanta, es el mejor del mundo. Todos en la casa “hinchamos” por los Medias Rojas”, suelta la beisbolista.
De todos los mánagers que Alejandra ha tenido desde que se inició en esta profesión, Pablo Ricco fue quien le dejó el más grato recuerdo. “Al inicio el entrenador no me tenía confianza en la categoría Cachorros, pero después de sufrir por mi irregularidad pude ser tomada en cuenta”.
Pero no solo Ricco habló bien de la pelotera; su actual mánager, Rodolfo Pérez, ha expresado: “si todos los chicos a los que entreno le pusieran las mismas ganas de Alejandra conformarían un plantel más competitivo”.
El camino de Alejandra en el béisbol no es fácil. Es consciente de que ya solo le quedan dos años para seguir en esta disciplina y que de allí en adelante, si desea continuar, deberá elegir el sóftbol. “Va a sufrir bastante cuando ya no pueda jugar con los niños, pues los entrenadores saben que los varones conforme van creciendo tienen más fuerza que las niñas”, acota Elsie.
Pero Alejandra no quiere ver cerca el fin de un ciclo, por lo que juega al béisbol todos los días con la misma intensidad que al principio. “Soy consciente de que puedo aplicar a una beca en el exterior y puedo jugar al sóftbol al mismo tiempo; mi objetivo es ser abogada, pero eso no me quitará el deseo de seguir jugando al béisbol con mis amigos”, señaló la pelotera que ha cosechado éxitos personales como el título con Ecuador en el Internacional que se jugó este año en Miraflores; además de haber sido la segunda en “Home Run Derby” del 2011.