Portugal llega a la cima en mundial de ciclismo de ruta
El portugués Rui Alberto Costa conquistó ayer el primer mundial para su país al batir en el esprint del Mundial de Toscana 2013 al español Joaquim Purito Rodríguez, que fue plata; mientras que otro español, Alejandro Valverde, se llevó la medalla de bronce.
Rui Costa logró el jersey arco iris al ser el más fuerte en los últimos metros de un recorrido muy duro y exigente, al que se unió la lluvia prácticamente durante todo el itinerario, salvo la parte final, de 272 kilómetros entre Lucca y Florencia en los que invirtió un tiempo de siete horas veinticinco minutos y cuarenta y cuatro segundos.
El protagonismo en los últimos kilómetros lo asumió Purito con una serie continuada de ataques que trató de neutralizar por todos los medios el italiano Vincenzo Nibali, al que seguían Valverde y Rui Costa, para ser este último el que terminó recogiendo el premio final.
Tras los grandes esfuerzos del Tiburón de Mesina, el ciclista luso remachó a sus dos acompañantes y se fue en busca de Purito, al que alcanzó dentro del último kilómetro y terminó superando en la misma línea de llegada.
Los españoles no pudieron redondear su buena actuación mundialista, sobre la parte decisiva a la que llegaron con las reservas suficientes para aparecer cuando se desencadenó la lucha por las medallas y por el jersey arco iris.
La imagen de Purito llorando desconsoladamente marcó el desenlace de una carrera en la que al catalán y al murciano se les escurrió de las manos el que hubiera sido sexto título mundial del ciclismo español, tras los tres conseguidos por Óscar Freire y los de Igor Astarloa y Abraham Olano, que fue el que abrió el palmarés hispano en 1995.
El sueño de protagonizar el doblete, oro y plata, de Olano y Miguel Indurain en Duitama (Colombia), e Igor Astarloa y el propio Valverde en Hamilton (Canadá), en 2003, se escapó por muy poco. La última vuelta, con una ascensión a velocidad de vértigo en los más de cuatro kilómetros de la cota de Fiesole en la que se produjo la selección definitiva, fue la clave que todos habían presagiado y en la que los españoles supieron reservar fuerzas para llegar allí en mejores condiciones.