Los ejecutivos cambian la corbata por los pupos
Empieza el día y las corbatas, levas, pantalones y zapatos de vestir quedan a un lado para dar paso a los shorts, camisetas y pupos. Son las 06:30 y mientras el resto de personas aún descansa, un grupo de ejecutivos inicia la jornada practicando el deporte que más les gusta: el fútbol.
Aunque no son un equipo profesional, trabajan en la parte física, técnica y táctica. La intención de muchos no es convertirse en jugadores profesionales, sino mejorar su estado físico y otros buscan aprender una que otra cosa que no conocen sobre este deporte.
El fútbol para ejecutivos es un sistema de entrenamiento que se practica en la cancha del complejo deportivo Club del Parque, ubicado en la vía a Samborondón, en las afueras de la urbanización Villa Club.
A los entrenamientos acuden personas de diferentes edades y las clases son impartidas los lunes, miércoles y viernes, de 07:00 a 08:30, por el entrenador del club Panamá, el argentino Diego Vanega.
El instructor, quien reside en el país desde hace diez años, comenta que iniciaron este curso el pasado 4 de abril con 12 personas, pero que en la actualidad se ha incrementado a 35. “Hemos tenido una muy buena aceptación. Muchos de los alumnos que tenemos acá se han inscrito, debido a que han sido invitados por amigos que ya conocían de este sistema”.
Vanega señala que el trabajo que hace con los ejecutivos es similar al que realiza con los jugadores de Panamá. Indica que los lunes se dedican a mejorar la parte física, mediante rutinas de fortalecimiento muscular y pruebas de velocidad, mientras que el miércoles se realizan labores con pelota detenida y el viernes se lo destina más a la elaboración de jugadas.
“Acá todos arrancan desde cero, muchos tienen conocimientos básicos del fútbol, otros son muy hábiles y algunos, que no sabían nada, han ido progresando con el pasar de los entrenamientos”, expresa el adiestrador. El estratega asegura que la idea principal de esta escuela se basa en que las personas tengan un lugar para desestresarse y cambiar la vida sedentaria que muchos tienen.
José Vergara, quien se dedica a la venta de indumentaria deportiva, afirma que acudir semanalmente a los cursos para ejecutivos ha mejorado su condición física y ahora ha adquirido mayores conocimientos sobre el fútbol.
“Lo bueno de este curso es que uno se olvida por un rato del trabajo y nos liberamos de todo el estrés que acumulamos durante el día. Además, me siento con mejor ánimo para trabajar . Cuando juego, ‘vuelo’ en la cancha”, añade y suelta una carcajada.
Asimismo, Juan Carlos Salcedo, de 48 años, quien tiene un negocio particular, dice que al principio le costó un poco adaptarse a esta actividad deportiva, pero con el pasar de los días se fue acoplando. “Antes me costaba levantarme temprano, pero ahora no. Desde que estoy acá me siento más activo y ya no me duermo en mi trabajo ”, manifiesta.