La vida de Rosado gira entorno a la apnea y la siembra de caña
Fue su objetivo desde que empezó a practicar deportes subacuáticos en el 2004; y justamente esta meta la consiguió en el país donde compitió por primera vez en un Mundial, Tenerife, España. Fue en esa isla del océano Atlántico donde el ecuatoriano Alfredo Rosado ganó su medalla de plata, en la modalidad jump blue, dejando sin preseas a las favoritos españoles que compitieron en el torneo realizado hace dos semanas.
“Es algo que hace tiempo lo deseaba, fue un campeonato muy exigente, los europeos son súper fuertes, pero nuestra ventaja es que el agua es clara (entrenan en Ayangue donde el mar es agitado y hay mucha corriente). Estoy contento de haber logrado la medalla bajo los 10 metros de profundidad”, declaró Rosado.
Para el guayaquileño conseguir el vicecampeonato recorriendo la mayor cantidad de metros en el mar en un cuadrilátero de 15x15 (jump blue) no fue una sorpresa, porque ostentaba el récord Panamericano absoluto (145 metros), que lo obtuvo en Cuba en el 2010. Esta vez superó su propia marca registrando 145 metros con 70 centímetros, en España. “Siempre me gustó bucear, desde pequeño, todo es cuestión de práctica, años de entrenamiento, se tiene que estar relajado y con buen nivel físico”, agregó Alfredo con respecto a cómo se concentra antes de un torneo.
Además indicó que la madurez mental es necesaria para este tipo de competencias. “Nosotros participamos hasta con chicos de 20 a 25 años y muchos de los campeones mundiales tienen mi edad y hasta más”, añadió el apneísta de 46 años, quien el próximo cumple los 47.
Durante estos meses, contó que no está planificado ningún torneo internacional y solo ahora actuarán en un campeonato local de estética (aguantar la mayor cantidad bajo el agua sin respirar sostenido del borde de la pileta) para mejorar récords locales.
“Antes de competir caliento en el agua, me relajo, escucho música clásica y después de eso hago varias apneas, es decir, hago 2 minutos, descanso, luego 1, y así progresivamente para expandir los pulmones y después concentrarme para disfrutar de lo que me gusta”.
Mientras permanece bajo el agua confiesa que siente mucha paz, tranquilidad y se admira siempre de ver el espectáculo que le regala el fondo del mar. “El recorrido es increíble porque vas viendo pescados, la arena, no se tiene estrés”.
Alfredo se define como un amante de los deportes y es por eso que no solo la apnea es parte de su vida, el ciclismo de montaña es su segundo deporte favorito. Este lo practica todas las tardes en el Cerro Azul y lo combina con su trabajo, la producción de caña de azúcar.