A sus 19 años, Ely Esterilla y Luis Ayoví, “repatriados” por la Sub 20, acceden desde México y Portugal respectivamente, a su primera convocatoria de una selección nacional. Su emoción es evidente. Las sonrisas y la alegría de cada palabra están presentes mientras acceden al diálogo. Se muestran espontáneos y sinceros, sin    poses. Pese a la extenuante jornada y el fuerte sol de este lunes en Monteolivo (nororiente de Quito), no lucen cansados.   

No les costó ingresar en el grupo de 29 jugadores que diariamente entrenan en la concentración de la Casa de la Selección, dirigida por el técnico Julio César Rosero. “Es un plantel muy unido. Depende de cada uno hacer un buen trabajo para estar entre los 22 escogidos que irán al Sudamericano de Argentina”, acotó Ely, nombre bíblico escogido por José, su papá, en homenaje a un amigo. 

La fe matiza su cotidianidad. Antes de cada jornada de trabajo se persigna. Reza con frecuencia y dice que, hasta el momento, sus pedidos han sido escuchados. La mayor fortaleza de este delantero es su perfil izquierdo, pero en la selección y en su club juega por la banda derecha. “Mi especialidad es el enganche hacia dentro; además, sé explotar bien mi remate con la pierna zurda”.

Ely se formó futbolísticamente en el Rocafuerte de Guayaquil, su ciudad natal; pero durante los primeros meses de este año fue fichado por el Santos Laguna de México para reforzar su equipo Sub 20. 

La adaptación durante los primeros días en México fue dura, pero después de una semana de su llegada logró establecer contacto con Cristhian Suárez, su principal referente de apoyo allá. “Cristhian me visitó apenas llegué y eso me ayudó mucho. Me dio consejos que me ayudaron a adaptarme mejor”. 

Tiene un contrato vigente por dos temporadas en Torreón y acaba de culminar el primer año. Existe  -además- una opción de compra por sus derechos deportivos. Su buen desempeño en el Santos espera ratificarlo en la selección. 
Extraña los platillos típicos de Ecuador, pero ha encontrado alternativas. Tal como lo hace Ayoví en Europa. 

Luis está en Portugal y el Famalicao de la segunda división es su casa futbolística. Lleva 5 meses  y aún le restan 7   de contrato. El objetivo es conseguir el ascenso con ese club y así intentar una compra definitiva de sus derechos.

Admitió que le costó mucho adaptarse a las costumbres portuguesas y, sobre todo, al idioma. “No entendía nada, ni lo que mis compañeros me decían, pero ahora ya manejo con algo de soltura el portugués”, afirma entre risas.

Vive solo en la ciudad de Famalicao, pero Ricardo, un venezolano que juega en el mismo equipo, se ha convertido en su compañero más cercano. Juntos visitan sitios turísticos, pero prefieren los centros comerciales.

Se inició en el Norteamérica de Guayaquil y jugó una temporada en Independiente del Valle. Tras una gira deportiva por España su juego llamó la atención del balompié portugués. Su empresario, Marcos Zambrano, consolidó la propuesta y hoy es quien lo visita con frecuencia y le ayuda a contactarse con su familia. Luis forma parte de una extensa familia de 5 hermanos, a quienes ayuda económicamente.

El DT Rosero los conoció cuando jugaban en la Sub 16 del Rocafuerte e Independiente del Valle, respectivamente.
“Les hice un seguimiento continuo y tienen buenas condiciones. Ahora los llamé porque tienen mayor tiempo para mostrarse”.