Hace 15 años, a brazadas cruzó Canal de la Mancha
Su nombre está grabado entre los históricos nadadores que han cruzado el mítico Canal de la Mancha, estrecho que separa a Francia de Inglaterra. El quiteño Galo Yépez resalta por ser el único ecuatoriano que logró esa hazaña hasta hoy.
Quince años después de esa travesía, el deportista -que administra su propia escuela de natación- recuerda con emoción y algo de nostalgia los momentos de preparación previos que desarrolló durante tres años y el día mismo del desafío (9 de septiembre de 1997).
Atravesó los 45 km de distancia en 12h03m y su alimentación, mientras tanto, consistió básicamente en frutas (banano y uva) por lo fácil de la digestión y porque podía continuar las brazadas con la comida en su boca.
Superaba las cuatro décadas (41) y para todos era una locura su objetivo. ¿Será que a su edad puede culminar el cruce? Era la interrogante constante que escuchaba en cada sitio al que acudía en busca de apoyo. Por momentos esa frase le molestó, pero no se desmotivó. “Eso me fortaleció más”.
Empeñó parte de su patrimonio familiar para cumplir la exigente preparación que incluyó varios cruces y maratones acuáticas por los principales lagos ecuatorianos, como Cuicocha, Mojanda y San Pablo, entre otros. Así como desplazamientos hacia Argentina y Brasil para completar su entrenamiento físico.
En el tramo final de su acondicionamiento, la desesperación lo embargó porque la fecha señalada para el viaje a Londres se acercaba y no tenía los aproximadamente 15 mil dólares que requería para comprar los pasajes aéreos, costear los viáticos y ahí emprender la expedición. Al final la empresa privada se hizo presente y pudo hacer el viaje.
Una vez en suelo europeo esperó por 3 días que las condiciones atmosféricas fueran óptimas. “Había olas muy altas en el mar y los vientos eran muy fuertes”. Es una norma de la Asociación de nadadores del cruce del Canal de la Mancha, que ningún deportista inicie el trayecto cuando no existan las condiciones mínimas para hacerlo y así precautelar su integridad.
Una vez en el mar y guiado por su entrenador, el argentino Claudio Plit, quien iba en la embarcación junto al capitán, soportó intensos mareos, quemaduras y picazones de las medusas. Cuando apenas superaba la cuarta parte de la travesía, las náuseas eran imparables y cada vez las fuerzas eran menores. “Creía por instantes que no terminaría el recorrido, pero recordaba mi promesa de dar una brazada por cada ecuatoriano y así pude culminar con éxito este exigente desafío”.
Su referente en esta disciplina y máximo ídolo siempre fue el histórico braceador estadounidense de origen austriaco Johnny Weissmüller, quien fue campeón olímpico en París en 1924 y posteriormente se enroló al cine como actor.
Johnny Weissmüller personificó a “Tarzán”. “Me encantaba ver cómo él daba las patadas en las películas, lo hacía tan natural y con precisión. En algo creo que aprendí su estilo”.
Hoy, con la misma fortaleza administra una escuela de formación acuática que lleva su nombre, y su anhelo es que otro compatriota cruce el Canal de la Mancha.