“Fue un triunfo más mental que de tenis”
Tras su caída 6-1 en el primer set, hasta el propio Guido Pella dudó de si podría remontar el marcador ante el italiano Paolo Lorezi, quien hasta ese momento se mostraba más preciso en su juego y con mayor confianza. Pero el tenista argentino se supo sobreponer y consiguió el triunfo 1-6, 7-5 y 6-3 en 2 horas 23 minutos, para adjudicarse así el título del XVII Abierto Internacional de Salinas, en que los también argentinos Horacio Zeballos y Martín Alund alcanzaron el título en dobles.
Luego de celebrar eufóricamente su logro, Pella no puso atención a varios aficionados que ya se encontraban en la arcilla del Salinas Tenis y Golf Club con ganas de tomarse una foto con él y pedirle un autógrafo, sino que de inmediato se dirigió hacia su silla de descanso, abrió su bolso y llamó a casa para compartir su triunfo con sus seres queridos.
¿Para quién fue la llamada ganadora?
Ja, ja... marqué de inmediato a mi casa y me atendió mi vieja (María Fernández). Me puse la toalla encima de la cabeza, no vi a nada ni escuché a nadie, solo me centré en mi llamada y ahí converse por unos minutitos con mi mamá, luego con mi viejo (Carlos Pella); se habían reunido con varios familiares y amigos en la casa para ver el partido por Internet.
Entonces, su primera frase fue: “Mamá, gané mi primer challenger”...
Sí (suelta una carcajada)... Ganar este torneo ha significado algo muy lindo para mí, fue una emoción por dos, ya que obtuve mi primer Challenger y además vencí en la final a un jugador durísimo (Lorenzi). Vine a este torneo con ranking 343 y él es 102. Fue algo que me costó mucho. Es un momento muy especial, pero lamentablemente dura poco, ya que mañana (ayer) me voy a Chile para jugar el Challenger de Santiago.
... Se lanzó a la arcilla para festejar el triunfo, al puro estilo de Rafael Nadal...
Cuando terminó el partido no lo podía creer, me tiré al piso y empecé a gritar como loco. Cuando ganás, se te van todas las fuerzas, porque toda la energía que tenés en el partido se desfoga cuando hacés el último punto, por eso me tiré rendido y muy emocionado.
No sabía qué iba a hacer si ganaba, ya que estuve abajo gran parte del partido. Si perdía me iba a sentir muy decepcionado, pero la lluvia (el partido estuvo parado 5 minutos debido a una garúa) ayudó mucho, ya que entré motivado a la cancha y de ahí en adelante vino mi levantada.
¿Cuando estaba 6-1 abajo, se imaginó remontando el partido?
En esos momentos me sentía frustrado, yo entré ganador, pero él (Lorenzi) estuvo muy, pero muy prendido. Cuando mejoré en el segundo set, vi un panorama muy bueno y seguí el camino. Cogí mucha confianza. Mi estrategia estaba ahí.
Al principio le abría las bolas, buscaba sacarlo de la cancha, pero muchas veces botaba las pelotas; todo cambió cuando empecé a mejorar mis lanzamientos. Fue un triunfo mucho más mental que por tenis, porque nunca perdí la cabeza cuando estaba abajo y me supe sobreponer.
Va escalando en el ránking, el lunes (hoy) debe estar por el 229...
Sí, creo que he hecho las cosas bien y ahora tengo este ascenso en mi carrera individual.
¿Y el equipo de Copa Davis?
Estar ahí es el anhelo de todo tenista, nunca dejo de pensar en eso, pero debo mejorar mucho aún. A los 18 años de edad estuve de sparring (jugador de entrenamientos) y acompañé a tenistas como Juan Martín Del Potro, José Acasuso y Guillermo Cañas. Estuve en la serie ante Austria y viví una experiencia fantástica.
¿Cuál ha sido el momento más duro de su carrera?
El año pasado sufrí una lesión en la muñeca (de la mano izquierda) y me tuve que operar dos veces. Estuve 3 meses sin jugar, pero sentí como si hubiese sido un año. Además, a fines del año pasado me agarró una epicondilitis (lesión conocida como codo de tenista) y fueron otros días más de para.
Acá en Salinas me tuve que hacer rehabilitación y también me infiltraron para poder jugar. El doctor del torneo (Fernando Boada, fisioterapeuta) realizó un gran trabajo y creo que fue gracias a él que pude participar. Ojalá que en Chile haya médicos muy buenos como en Salinas, si no me lo llevo al de acá una semana a la casa.
¿Cómo fueron sus inicios en el tenis?
Empecé a jugar de muy chico, como a los 5 años. Mi papá siempre me llevaba a la cancha de Liniers (un club) y me entrenaba; jugaba tres veces por semana en cemento y dos en polvo (arcilla). A mi familia le encanta el tenis, jugaba hasta mi bisabuela. Todos fueron tenistas a nivel amateur, mi viejo, mi abuelo... pero yo soy el primero que se enfoca en el profesionalismo.
Ni Boca, ni River, usted es hincha del Olimpo...
Claro, es un honor que mi equipo esté en primera, ni River lo está (vuelve a reír). Ojalá que el encantamiento dure; ya es como una ilusión que estamos viviendo todos los nacidos en Bahía Blanca, que el club esté en la serie de privilegio allá en Argentina.