Frío, frío recontra frío, así recibió el complejo de Colón de Santa Fe, propiedad del equipo del mismo nombre, ayer a la selección, que se movió en la cancha dos. Al borde de esta, con la mirada fija a lo que ocurría sobre el gramado, FANÁTICO encontró a Salvador Caicedo, padre de “Felipao”. Sus ojos negros solo tenían un destinatario: su hijo.

Siempre pendiente de él, de quien recibió la invitación para seguirlo en esta Copa América. 

Su rostro se asemeja al del atacante del Levante, eso sí, entre risas, dijo no inclinarse a hacerse el peinado de su hijo, quien luce un cabello medio tirado a afro, pero levantado en mechones.

El hombre de repente tuvo un flashback y recordó que de pequeño, a los 10 años, Felipe Salvador se decantó por el fútbol. “Puede tener las piernas un poco encurvadas, pero yo sabía que iba a ser bueno, incluso él solito se inscribió en Rocafuerte”, indicó.

Don Salvador, a quien en el ambiente familiar llaman “Duque”, no vino solo a observar el desempeño de su hijo en la Copa América, tres primos del ex Basel lo acompañan. Ellos no quisieron identificarse, pero aseguraron que estaban en busca de un lugar para bailar salsa en la noche.

Ya cuenta las horas para lo que será el debut de la “Tri”, el domingo 16:30, ante Paraguay. “Ojalá que me regale un gol con la zurda, bueno eso espero, no creo que se salven de sus goles”.

Salvador se confesó hincha acérrimo de Barcelona y reveló que no se pierde un solo partido del “Ídolo”. “Yo siempre voy al estadio, algún día, cuando Felipe decida retirarse, quisiera verlo con la camiseta de Barcelona, es difícil, mas cuando haga un gol con la “amarilla” me voy a volver loco, sería algo muy importante para mí”.

Por otro lado, el meta Máximo Banguera no ha podido entrenar con normalidad por un uñero.