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El Telégrafo
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El fútbol nacional mejoró, pero el estadio se quedó

El fútbol nacional mejoró, pero el estadio se quedó
27 de agosto de 2012 - 00:00

Es el escenario emblemático e histórico de Quito porque en el estadio Olímpico Atahualpa se consiguieron las dos clasificaciones ecuatorianas a los mundiales en Corea-Japón 2002 y Alemania 2006. A partir de ahí evolucionó el fútbol nacional.

El mercado europeo abrió las puertas a los jugadores ecuatorianos. Holanda, Rusia e Inglaterra fueron las principales ligas a las que se unieron y en las que destacaron elementos como Édison Méndez, Cristian Noboa y Antonio Valencia.
Pero la evolución del deporte no fue de la mano con el avance de la infraestructura local.

Hoy diez años después de la primera clasificación mundialista, el estadio ubicado en el barrio El Batán, al norte de la ciudad y edificado en 1951, sigue siendo el mismo.

Solo se añadieron butacas plásticas con los colores de la bandera tricolor en el sector de tribuna, se incrementó  la altura de las mallas  para separar aún más al público de la cancha en las generales y se señalaron las puertas de sectores de acceso y salida del escenario.

Los aficionados en general y preferencia deben llegar con antelación a la hora del cotejo para asegurarse un puesto, ya que no hay numeración que les especifique un espacio preciso y por eso deben soportar  las inclemencias del tiempo (Sol o lluvia), como lo hicieron para conseguir un boleto porque hasta el momento la organización no estimula la venta vía online de las entradas.

Debajo de los graderíos del sector de la tribuna están los camerinos de jugadores y árbitros al que se debe llegar por un túnel oscuro. Aun con la luz solar es necesario encender los focos para poder divisar las gradas y no tropezar antes de  saltar a la cancha. Las paredes son frías por las pequeñas baldosas blancas en las que es notorio el paso de los años.

Ya en el interior de los 4 camerinos de jugadores (dos en el lado norte e igual número en el sur), las cinco duchas con agua caliente colocadas en hilera sin ningún tipo de separación saltan a la vista. No hay implementos de aseo y menos privacidad para tomar un baño.  

Solo dos de los 4 espacios cuentan con 20 casilleros de madera  para que cada jugador guarde sus pertenencias. Una alfombra verde  cubre todo el piso. Una pizarra de tiza líquida, una camilla y un extintor completan los artículos que hay en el interior.

A eso se añade en el camerino de Ecuador las fotografías de los actuales seleccionados, algunos mensajes de motivación, como aquel que dice “Por tu familia, por tu patria, por tu selección”; una  pequeña oficina para el DT y una mesa en la que está la cancha dibujada.

En un espacio central, bajo el graderío que conduce al palco está el centro médico, pero no cuenta ni siquiera con luz, tampoco hay un botiquín con implementos de primeros auxilios.

Según los encargados del estadio, este espacio solo se lo usa eventualmente en los cotejos eliminatorios, por eso luce enpolvado, sucio y su aspecto se asemeja a una bodega poco atendida.

En el camerino de árbitros, un pequeño escritorio de metal deteriorado se divisa en una esquina y sobre él una grabadora para que el encargado del aseo escuche su música predilecta mientras trapea el suelo de cemento. Las duchas existentes tampoco presentan  división. Hay una camilla y dos toallas.

Está ubicado en el otro extremo de la cancha, debajo del sector de la general noreste.

El Nacional de Lima y el Old Trafford inglés

Baños perfectos, relucientes,  con espejos y total privacidad con los implementos idóneos para el aseo, como un hotel cinco estrellas, es lo que predomina en los camerinos del estadio Nacional de Lima (Perú) que el año anterior reabrió sus puertas tras la remodelación a la que fue sometido que duró alrededor de 2 años y representó alrededor de 79 millones de dólares con lo que el aforo de hoy es de 47 mil personas.  

Más lujoso aún se muestra el espacio de calentamiento en  el Old Trafford de Inglaterra, donde el mejor jugador ecuatoriano, Antonio Valencia, vive cada jornada de premier league con el Manchester United.

Refrigeradora con las bebidas hidratantes a escoger, TV plasma, conexión inalámbrica para escuchar cualquier tipo de música y un armario  personalizado es parte de lo que presenta el camerino de los “red devils”.

Además, en el entretiempo, cada futbolista accede a una  bandeja de galletas, comida energética, como plátanos y manzanas; y tras el partido los reciben con papas fritas o pizzas.

El técnico Álex Ferguson tiene dos enormes pizarras con fichas rojas y azules para graficar las jugadas.

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