El festejo “chulla” es el preludio de otros retos para el próximo año
El frío era lo de menos. Como no había sucedido en las tardes y noches previas, el cielo sobre el centro de Quito se despejó el último sábado para unirse así a la alegría del quinto título nacional del equipo de la ciudad.
Tras la ceremonia de premiación en el estadio Atahualpa, los campeones abordaron un autobús de dos pisos que los paseó por la capital. Aún sus rostros, extenuados por la entrega durante los 90 minutos, no dejaban de sonreír en el trayecto.
Los refuerzos argentinos como el autor de la solitaria conquista del campeonato, Matías Alustiza y goleador Maximiliano Bevacqua, encabezaban ese pelotón que lucía orgulloso el trofeo del torneo 2011.
En el recorrido, Alustiza no se percató de las frondosas ramas de un árbol en la avenida 10 de Agosto y se erizó en el impacto. Fue solo un susto que pronto lo superó con las bromas de los compañeros.
Él portó una filmadora en la que registró todas las incidencias del recorrido. Compartió esa afición con su coterráneo Jorge Córdoba. En el lento paso del autobús el campeón recibió el aliento de sus seguidores y la bocina de los vehículos que acompañaron la caravana.
Después de casi el mismo lapso de un partido arribaron a la histórica Plaza del Teatro, donde el club nació hace 56 años. Ahí, alrededor de 8.000 personas los esperaron para saludarlos y celebrar juntos el quinto galardón ecuatoriano. La pirotecnia y el papel picado con los colores quiteños pusieron el matiz perfecto en un cielo celeste y blanco.
Ahí no hubo prisa por saltar al gramado, solo serenidad para subir a una tarima en la que ellos, como en la cancha, fueron los protagonistas. El capitán, Luis Fernando Saritama, se convirtió en el maestro de ceremonia y en su turno fue nombrando a sus compañeros para que toquen ese trofeo y departan con la afición.
Los bailarines del grupo fueron Michael Jackson Quiñónez y Fidel Martínez que exhibieron su dominio escénico. El primero en el ritmo de pop y el segundo con acordes de samba. Fue el delirio de los presentes que flamearon con más orgullo la bandera donde ya constó la nueva estrella.
El “Quito corazón” no se hizo esperar. Tampoco el técnico Carlos Ischia, quien fue el mentor del objetivo del presente año. En su emotivo discurso alabó las cualidades humanas del grupo de jugadores y agradeció a la ciudad por lo que ha vivido en los 8 meses que reside aquí. Adelantó que en el 2012 habrá más emociones para los seguidores del plantel de la Plaza del Teatro que en cuatro año ha conseguido tres títulos nacionales. En el 2012 jugará Copa Libertadores y Sudamericana.
Tras el retiro del plantel de futbolistas la celebración continuó con la orquesta emblemática de la ciudad, Los Titos, que hizo bailar a los hinchas quiteños.
La parte desagradable de la fiesta la pusieron los delincuentes que aprovecharon la euforia de los seguidores y la estrechez en la que estaban para despojarlos en segundos de celulares y cámaras fotográficas. También el exceso de licor empañó el festejo del campeón.