El crossfit se abre paso en Ecuador
Pasar un día con los crossfiters es como ver en vivo y en directo un capítulo del reality extremo The Fear Factor. “Si estás dispuesto a todo, si te gusta la adrenalina y la acción, si eres capaz de vencer tus propios miedos, inscríbete...”, ese es el eslogan que ha enganchado a miles a participar en esta clase de programas.
Pero, qué pasa si el deportista no se conforma con los 45 minutos o la hora que dura el reality, qué pasa si desea volverlo su estilo de vida -eso sí, obviamente, restándole la ingesta de animales exóticos, solo dejándole las pruebas extremas- sin la necesidad de recibir al final una exorbitante cantidad de dinero, qué pasa.
La respuesta es sencilla: le queda algo mucho más gratificante a nivel personal: la satisfacción de haber completado el reto, haber dejado atrás a sus rivales”.
La cantidad de crossfiters está en aumento y debido a eso el grupo Maorí, en conjunto con otras escuelas, decidió organizar el primer Campeonato Nacional de esta disciplina. FANÁTICO visitó el campo, donde ocurre esta especie de “guerra interna”, para correr más rápido, levantar más peso y escalar con una velocidad increíble.
En una estructura que se asemeja a un viejo galpón de la milicia, a través del alambrado, la gente que transita a un costado del C.C. Albán Borja se queda absorta cuando uno de estos deportistas levanta una llanta de camión o de tractor con una facilidad admirable.
Uno de ellos es Julián Baquerizo, quien en tan solo 6 meses de practicar crossfit bajó de 210 a 164 libras, con esta mezcla de ejercicios cardiovasculares y de potencia.
“La verdad es que esto me encanta. Yo antes entrenaba boxeo, natación e iba al gimnasio, pero la verdad es que acá quedé prendido, porque el ambiente es diferente, la gente te apoya, te motiva..., yo ya he arrastrado a unos cuatro panas para acá”.
El guayaquileño espera ganar el torneo que se efectuará hoy desde las 10:00 en la Base Naval Norte. “Me fascina hacer peso muerto, creo que ese es mi fuerte, cuando llegué solo podía levantar 205, ahora alzó 225, me siento muy fuerte y estoy listo para la sorpresa”.
Nelson Barriga, instructor de Maorí, cuenta que en el torneo hará dos circuitos conocidos ya por todos, pero que el tercero, al que solo entrarán los 20 mejores en puntaje, es una sorpresa.
“La última estructura queda para la imaginación, nadie la va a saber hasta que llegue el día de la competencia; pero los ejercicios serán cosas como hacer barras, balanceos con la pesa rusa, algún formato de abdominales, halar una especie de trineo y quién sabe qué más...”, dice dejando espacio a la incertidumbre.
Si se avanza en el interior del box o galpón sobre las paredes de cemento, se puede apreciar una máscara de la etnia polinesia Maorí, de donde toma su nombre esta escuela.
Los murales referentes a dicha agrupación, que colman las cuatro paredes del cubo, llaman la atención de quien entra por primera vez a la “casa” de esta especie de “tribu”.
Los cabos militares, de 5,80 metros de altura, en este contexto, de repente toman la forma de lianas que dan la impresión de que se estuviera en la jungla. Crossfiters de diferentes edades y sexos trepan por ellas hasta llegar al techo, y al alcanzarlo mentalmente lanzan un “lo hice”, que se logra descifrar en sus rostros sudorosos por el esfuerzo invertido.
Si se avanza un poco más se pueden divisar 6 juegos de anillas profesionales de gimnasia, la sección de pesas con barras olímpicas y también con kettlebells -especie de pesos redondos con un asa donde se colocan las manos para el balanceo-. También se divisan ordenados simétricamente a especie de hilera, un sinnúmero de bancos de pliometría, para realizar saltos, así como leños y también barriles de cerveza (vacíos).
“Luis Morales es un ex levantador olímpico que entrena acá y conserva su base de fuerza. Él es uno de los que puede alzarlos, la verdad es que son muy pesados”, agrega Barriga.
Al salir del “pequeño infierno” -como lo denomina Carlos Proaño, otro de los crossfiters que asisten por la tarde-noche y por la cantidad de gente que “se mata” para entrenar- FANÁTICO se acerca nuevamente a la zona de las llantas gigantescas. Sobre ellas saltan Priscila Cáceres de 25 años y Gabriela Rodríguez de 32.
Al verlas pareciera que solo son compañeras de box; pero no, Priscila, quien es entrenadora de ejercicios funcionales del Hyper Gym, fue la “culpable” de que Gabriela se inmiscuyera en este mundo.
“Ella entrenaba conmigo y me di cuenta de que era muy buena, especialmente para los ejercicios cardiovasculares, en cambio yo destaco en los ejercicios de fuerza, vamos a ver quién se llevará el Nacional”, lanza Priscila, quien además es cinta negra en karate.
“Esperamos que la ganadora sea yo”, dice tras una sonrisa Gabriela, quien antes de dedicarse de lleno al crossfit practicó natación.
“Es increíble cómo se mejora en los ejercicios de alto impacto y la resistencia, uno se da cuenta ahora. Yo no me canso tanto, pero ayer que me tocó hacer trineo -arrastrar un peso, con un cinturón- me quedó doliendo toditito el cuerpo”, dice para luego volver a subir y bajarse de la llanta; mientras realiza el ejercicio, en una de sus pantorrillas se divisa una pequeña mariposa con el nombre Itati, que es un palíndromo -palabra que se lee igual de izquierda a derecha-. “Así se llama mi hija y para ella será mi triunfo”, revela.
En este torneo también participarán escuelas como: Raza, Culture, Calpa, Amaru, Horda, Crossfit Guayaquil y quienes deseen inscribirse, pues es abierto, 200 personas están inscritas.