El Cotopaxi pone a prueba la resistencia de los ciclistas
El amazónico Jorge Brito fue el ganador de la primera etapa de la novena edición de la Vuelta al Cotopaxi que contó con la participación de 500 ciclistas nacionales y extranjeros.
Un fuerte sol de la mañana acompañó a los pedalistas en la primera jornada que recorrió 71,5 km.Con un tiempo de 3h50m el miembro del equipo Quiznos cruzó la meta en la hacienda Barrancas junto al río Alaques. Su compañero de fórmula Francisco Llerena llegó detrás de él.
“Hoy me costó muchísimo la carrera, venía reventado”, aseguró el oriundo de Gualaquiza, Morona Santiago. El sábado empezó lento la carrera y en los primeros kilómetros de travesía el equipo Quiznos se ubicaba cuarto.
Pero las ganas y la fuerza mental de ambos les permitió recuperar terreno y remontar en el cerro El Morro, el tramo más complicado para los ciclistas en los 131 kilómetros de carrera. Desde esa montaña ambos pedalistas no soltaron la punta a pesar de los problemas físicos que soportaron.
“Me sentí mal, muy disminuido físicamente, pero en El Morro llegamos bastante fuertes y eso marcó la diferencia”, aseguró el ciclista, radicado en Cuenca, en el campamento de Barrancas, lugar de llegada y partida en el primero y segundo día, respectivamente.
“El único problema que tuve fue que sufrí toda la carrera. Pero a la mitad de la prueba nos recuperamos mentalmente, le dije a mi compañero que sí podíamos ganarlo y al entrar a El Morro ya estábamos primeros”, relató el deportista de 26 años.
“Es una prueba muy mental en la que si no estás concentrado y eres fuerte de la cabeza, pierdes, te entra la desesperación o puedes sufrir un accidente”, agregó Brito al finalizar el primer día.
La pareja superó en dos minutos a Felipe Endara, quien se colocó en la segunda posición de la novena edición de la Vuelta Ciclística al Cotopaxi.
Pedro Egüez también consideró que el aspecto mental marca la diferencia para ganar o perder esta prueba de ciclismo extremo.
“En El Morro prácticamente no puedes pedalear, tienes que cargar la bicicleta. Se necesita mucha técnica y es desgastador mentalmente también, hay que estar preparado para soportar esa presión”, explicó Egüez sobre el recorrido.
Un fuerte sol de la mañana acompañó a los pedalistas en la primera jornada que recorrió 71,5 kilómetros, desde el sector El Pedregal hasta la hacienda Barrancas.
En las primeras horas el ‘coloso’ lució despejado y permitió a los ciclistas y organizadores contar con una vista privilegiada de los Andes ecuatorianos. El inusual cielo azul en el páramo del Cotopaxi sorprendió a los ciclistas.
“Fue chévere que no haya llovido. Primera vez en la vuelta al ‘Coto’que me dio calor”, dijo el integrante del equipo Hoja Verde, quien con su compañero y amigo Alfredo Espinoza cruzaron la meta del primer día en el 10° lugar (5h10m).
El paisaje facilitó el desempeño de Brito, quien considera que la naturaleza convierte en una competencia única a esta vuelta.
“El primer día estuvo excelente. Demasiado bien se portó el Cotopaxi con nosotros”, aseguró Brito.
Los primeros 20 kilómetros de carrera se desarrollaron en unos extensos pastizales decorados por rocas volcánicas de todos los tamaños que fueron expulsadas por el ‘coloso’ hace cientos de años.
En ese segmento un grupo de seis deportistas, liderados por Karl Egloff, se despegó del pelotón y, con aparente poco esfuerzo, trepaba los páramos del Parque Nacional.
Pero en el descenso a la altura del sector Yanahurco, al ecuatoriano con ascendencia suiza se le rompió la cadena de su bicicleta y observaba con impotencia como 5, 10, 20 y hasta 30 ciclistas lo rebasaban.
“Estaba con un buen ritmo, me sentía cómodo cuando escuché que se rompió la cadena, ante esas situaciones no puedes hacer nada”, comentó Egloff a cuatro colegas que juntos recuperaban energías, con fruta y barras de granola, en el Punto de Control (PC) de El Tambo, el pasado sábado.
Carina Holguín integraba ese PC en el momento que el Cotopaxi celoso se escondió detrás de nubes grises que amenazaron con lluvia.
“Anoto el número del ciclista y la hora que cruzaron por aquí”, explicó Holguín.
Allí funcionó uno de los puntos de abastecimiento antes de que se perdiera el camino que permitía que circularan los vehículos, y los ciclistas se abrieron paso por los chaquiñanes del Parque Nacional para escalar El Morro y finalmente empezaron el último segmento de travesía hasta la meta.
El segundo día (59,9 km) fue menos exigente para los ciclistas lo que significó un respiro al agotador recorrido que estrenó el ascenso a El Morro. Los deportistas regresaron hasta El Pedregal, que fue el punto de partida cuando inició esta jornada.
Datos
Durante las largadas, los ciclistas se dividieron en corrales, de acuerdo a su categoría. Los expertos comenzaron ambas etapas en los puestos de vanguardia.
En Barrancas se instaló el campamento la noche del sábado. Los ciclistas conforme cruzaban la meta dejaban sus bicicletas a un lado y armaban sus carpas, y luego se abrigaban por el intenso frío.
Detrás de los últimos ciclistas avanzaba el carro ‘escoba‘ que no permitía que ningún deportista se quedara en el trayecto. Si no podía continuar viajaba en el vehículo y su bicicleta era llevada en la parte superior.
En un punto de control (PC) eran anotados los números de los ciclistas y la hora que pasaban por ahí para llevar el control de cada uno de ellos.
Esta fue la novena edición de esta vuelta.