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El Telégrafo
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Después de 5 años al fin pudo cumplir su ansiado objetivo

Después de 5 años al fin pudo cumplir su ansiado objetivo
15 de octubre de 2012 - 00:00

El deportista de alto riesgo austríaco Felix Baumgartner se lanzó ayer desde la estratosfera, a una altura de 39.068 metros, para convertirse en el primer ser humano en romper la velocidad del sonido en caída libre.

Después de una ascensión de dos horas y 35 minutos sobre Roswell (Estados Unidos), el globo que arrastró la nave alcanzó la altura idónea y Baumgartner se lanzó al vacío dentro de su traje presurizado, que lo protegió de la baja presión y las bajas temperaturas.

Los cálculos de la misión previstos fueron que rompería la barrera del sonido en los primeros 40 segundos de caída libre, cuando la aceleración  en ese espacio de tiempo lleguaría hasta más de 1.100 kilómetros por hora.

Después de varias horas de retraso por el viento en Roswell (EE.UU.), el globo que arrastró la nave en la que iba el aventurero partió a las 15:29 GMT y tardó casi dos horas y media en alcanzar la altura requerida para la  caída libre.
Horas antes, Baumgartner se enfundó su traje presurizado, que le protegió de las temperaturas de hasta 70 grados bajo cero que se registran en la estratosfera, y aclimató su cuerpo antes del lanzamiento.

Además de ofrecerle oxígeno, la cápsula y el traje le resguardaron de la presión tan baja para evitarle irreparables lesiones internas.

Durante ese tiempo el austríaco respiró oxígeno puro para eliminar el nitrógeno de su sangre, que podría haberse expandido a gran altura y resultar de esa forma peligroso.

El aventurero austríaco, que se prepara desde hace cinco años para esta misión, rompió cuatro récords: ser el primero en superar la velocidad del sonido (más de 1.100 kilómetros por hora) sin ayuda mecánica; realizar el salto con paracaídas desde más altura; protagonizar la caída libre más larga (unos cinco minutos y medio) y subir en globo al punto más alejado del planeta Tierra.

“Queremos extender los límites de la humanidad un poco más”, avisó Baumgartner instantes antes de comenzar el heroico desafío, acompañado por su familia y amigos llegados desde Austria.

El globo tripulado utilizado ayer fue el más grande que se haya empleado jamás; llegó a medir hasta 180 metros de altura en una de las fases de la ascensión.

Baumgartner, después de haberse arrojado al vacío en la estratosfera, rompió la barrera del sonido en los primeros 40 segundos de caída libre. En condiciones normales, en la atmósfera terrestre la velocidad del sonido es de 1.234 kilómetros por hora, mientras que en la estratosfera se puede alcanzar con unos 1.110 kilómetros/hora por la menor resistencia del aire.

Baumgartner viajó a velocidad supersónica durante alrededor de un minuto antes de llegar a una parte más densa de la atmósfera que frenaría su velocidad.

Incluso dio vueltas en el aire hasta que pudo mantener estabilidad. La caída libre de Baumgartner duró unos 4 minutos y 20 segundos antes de abrir su paracaídas, aterrizando sobre el desierto del estado de Nuevo México (EE.UU.).

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