La ecuatoriana Sandra Ruales se mantiene vigente a sus 37 años en el atletismo y busca clasificarse a Londres 2014, los que serían sus terceros Juegos Olímpicos consecutivos, luego de estar en Atenas 2004 y Beijing 2008.

Hace dos años decidió regresar el país, tras residir en España por una década, y empezó a trabajar en el colegio Jaques Dalcroze, donde enseña educación física. Además, abrió una academia con su nombre, en la que respalda a 15 atletas de escasos recursos económicos.

Desde ahí intenta fomentar el deporte y ha tenido que superar varios obstáculos para hacerse un nombre en el país y a nivel internacional. “La mujer ha tenido que luchar muchísimo. No solo en lo laboral, sino también en varias áreas; pero se ha convertido en un pilar fundamental de cada hogar y, para mi forma de ver, del mundo entero. Eso  intento hacer yo”.

Ruales recordó que, en el deporte olímpico, la inclusión de la mujer tardó varios años (la primera edición de la era moderna fue en Grecia en 1896). Recién en 1928, en Ámsterdam, se aprobó la participación del sexo femenino en algunas pruebas y, con el pasar de los años, se fueron sumando  las disciplinas, hasta estar casi a la par con los hombres. En Sydney 2000 las mujeres participaron en 36 deportes y los varones en 37.

“La mujer cumple con un papel importante en el deporte actual y eso se demuestra en los Juegos Olímpicos. Antes no teníamos mayor participación, pero tras una lucha constante se nos fue incluyendo en casi todas las disciplinas. Por ejemplo, la prueba de maratón (para nosotras) se disputa una semana antes de que terminen los Juegos, como un evento muy importante que capta la atención del mundo”.

La quiteña aseguró que uno de los principales obstáculos que se les presenta a  las deportistas  élite se da cuando  quedan embarazadas, como le sucedió a ella hace 17 años. En aquel tiempo  esperaba el nacimiento de   su única hija: Solange.

“Cuando quedas embarazada te hacen a un lado. Piensan que no vales, que no vas a poder volver a competir y no lo toman desde el punto de vista de que es un proceso natural de la mujer”.

El respaldo de su esposo, Washington Lata, que además es su entrenador, fue vital durante ese tiempo, y dos años después de dar a luz volvió a entrenar. Tuvo que esperar un par más para volver a competir, pero logró recuperar el nivel de élite que mantenía antes de estar encinta.

Por esa razón, Ruales cree que las atletas retrasan su maternidad, para no perder el respaldo durante su embarazo, como a ella le sucedió. “En algún momento le comenté a alguien que debían existir guarderías cercanas a los lugares de entrenamiento para las deportistas de élite. Ese también es un problema: no tener dónde dejar a tu hijo”.

Con todos esos inconvenientes, su talento logró sobrepasar las barreras de género y pudo escribir su nombre como una de las más destacadas atletas del Ecuador. Ha pensado en su retiro, pero no sin antes representar una vez más al país en Londres.

Junto con  su esposo, está analizando las maratones que se realizarán hasta antes de mayo, fecha límite para conseguir la marca base para acceder a Londres.

Su rutina actual se divide entre las obligaciones del colegio y los entrenamientos. En la institución educativa, ubicada en el Valle de los Chillos, permanece 8 horas, luego cumple 4 más de prácticas junto con su esposo.

“Hago dos cosas que me gustan: enseñar lo que sé y entrenar todos los días. Es duro, mas lo que hago  me ha llevado a donde estoy, me ha dado una identidad y con esto he vivido desde los 10 años”.

Por ahora se centra en conseguir su tercer cupo a JJ.OO. y mantener su nivel, que la ha llevado a competir en   carreras importantes, como mundiales (2), la Maratón de Miami, Madrid, entre otras.