Deportivo Quito logró su tercer campeonato en los últimos cuatro años y la quinta estrella de su historia. El presidente actual del club, Fernando Mantilla, aseguró que el balance de este 2011 es positivo y que como equipo buscan ampliar su éxito con su modelo de gestión.

¿Cuál sería el balance de la campaña del club  después de conseguir el tercer título en cuatro años?

Estos últimos 4 años han sido los mejores de la vida institucional del club, después de 40  años sin títulos. Es impresionante que hayamos podido revertir esa ausencia de campeonatos.

El último año es totalmente satisfactorio, porque logramos el cometido. Estoy en el club desde  2007 y conseguí los campeonatos 2008 y 2009. Después de 2010 tuvimos el compromiso de buscar el título en 2011.

Con esos antecedentes se demostró que el Quito tiene equipo suficiente para el torneo local, ¿cuál es la meta para la próxima Libertadores?

Cuando   trajimos a Carlos Ischia jugamos la Sudamericana y le dije que debíamos llegar lejos en un torneo internacional. Él me dijo que no había equipo para afrontar dos torneos, porque se corría el riesgo de quedarnos  sin pan ni pedazo.

Ahora que se acabó el torneo, Carlos me dijo que debemos tener un segundo equipo y no tenemos. Por esa razón vamos a hacer varias contrataciones de chicos con potencial, que en un par de años serán una gran base.

El Quito es conocido como el equipo de la ciudad, ¿qué opina sobre la designación de Liga como embajador de la capital?

Fue una decisión del alcalde. La verdad para quienes somos hinchas de Deportivo Quito  nos parece  que   ser seguidor de Liga también es una buena alternativa para los que viven en  la ciudad. Siempre debe haber una rivalidad.

Si el alcalde piensa que es así, Liga ha conseguido muchas cosas y eso le da la posibilidad de ser uno de los equipos más importantes de Ecuador.

Pero la verdad es que gran parte de la hinchada de la ciudad no piensa así. Según nuestros estudios, Liga tiene el 35% de participación en Quito, lo que significa que  la mayoría no comparte  esa afición.

¿Qué es para usted ser presidente del equipo?

Yo no fui elegido por una asamblea, tampoco por los socios. Mi ascenso se  dio tras la salida de SEK, en ese momento me pidieron ocupar ese cargo. Para mí, asumir esta responsabilidad se me hacía complicado en la parte personal, laboral y familiar, porque demanda mucho tiempo. 

Yo planeaba quedarme hasta  fines de  2010 y llamar a elecciones. Pero como no conseguimos nada ese año decidí permanecer y ahora lo que pienso es que hay que seguir el modelo de gestión que tenemos, aunque debo confesar que no quiero hacer una carrera dirigencial. 

Como hincha del equipo, ¿es complicado ser presidente y contenerse en los partidos?

Nunca voy a dejar de ser hincha. Vivo el partido como tal, sufro cuando perdemos y me alegro cuando ganamos. Yo no tengo alma de dirigente,  en lo absoluto. Nunca veo las cosas como presidente ni nada. Las veo como hincha y cuando me retire voy a ser un hincha más.

¿Tiene cábalas cuando asiste a un partido?

Miles. No me quito la camiseta con que ganamos el primer partido del año, tengo preferencia por ciertos colores. Por ejemplo, en las finales de campeonato jugamos con la camiseta negra. Quizás no tienen mucho sentido, pero reiteramos mucho eso.

También repetimos las mismas cosas de 2008: almorzar con los jugadores antes de la final, conversar la noche anterior. Hicimos exactamente lo mismo en las tres finales.

¿Mira el fútbol de otra forma al compartir con los técnicos?

He aprendido mucho de todos. Cuando uno aprende a ver el fútbol se convierte en un “técnico” más peligroso que cuando va sin saber mucho. A todos les he hecho conocer mi punto de vista, excepto con Ischia.

Desde el día en que llegó no me dejó meterme en nada, ni en el complejo. Él es el dueño de la concentración y yo solo voy de visita, pero nunca hablamos del tema técnico-táctico.