En cuerpo presente
Murciélagos, antivirus del zika
La mayoría de insectos voladores tienen un enemigo común: los murciélagos. Así lo señalan los biólogos especializados en el estudio de estos insectos que, después de varios años de investigaciones, han llegado a la conclusión de que una forma de combatir a los vectores de transmisión de enfermedades es a través de los murciélagos. En realidad, los murciélagos podrían ser un potencial ‘antivirus’ del zika, porque son grandes depredadores y consumidores de insectos transmisores de diversas enfermedades.
Según el diario español La Vanguardia, “en una noche estos mamíferos voladores pueden llegar a comerse mil mosquitos o el equivalente al 60% de su peso corporal en presas”.
De alguna manera, los murciélagos son ofrecidos como una alternativa ante una posible inefectividad de los insecticidas.
Uno de los mayores problemas para combatir a estos vectores de transmisión de enfermedades es que en la mayoría de países de América Latina no existen estudios formales que ayuden a determinar el grado de efectividad de los insecticidas que se aplican para controlarlos.
Los científicos saben que los insectos tienen una capacidad asombrosa para cambiar y crear mutaciones que se adaptan a esos venenos (insecticidas). El hecho es que esto les permite soportar con facilidad cualquier elemento químico que suponga una amenaza.
Por eso, en Barcelona, España, empezó a implementarse la idea de preservar a los murciélagos, logrando un aumento significativo de su población para que empiecen a habitar algunas de las zonas más afectadas por el zika.
Para ello, colocan casetas en postes, próximos a zonas verdes y espacios aledaños a las ciudades para conseguir mejores resultados.
Allí, los murciélagos logran hibernar y criar a los que serán los próximos antídotos a este temido virus que ha afectado a varios países del mundo.
Pero si bien los quirópteros pueden convertirse en un potencial antídoto, ¿qué pasaría si al aplicar este método, desaparece por completo el insecto responsable de transmitir el virus del Zika?
Según la edición electrónica de la BBC de Londres, el problema es que existen 3.500 especies conocidas de mosquitos y la mayoría de ellas no molestan en absoluto a los humanos: viven de las plantas y el néctar de la fruta.
Son únicamente las hembras del 6% de las especies las que chupan sangre de los humanos para el desarrollo de sus huevos. Y de estas, solo la mitad es portadora de parásitos que pueden causar enfermedades. En realidad, la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer una enfermedad transmitida por un insecto.
Así lo asegura Frances Hawkes, científico del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich, en Reino Unido.
“Estos insectos han tenido un impacto incalculable en la miseria humana”.
Más de un millón de personas, la mayoría de países pobres, muere cada año por alguna de las enfermedades transmitidas por mosquitos, entre las que se incluyen la malaria, el dengue y la fiebre amarilla. Algunos mosquitos también llevan el virus del Zika, que en un principio se creía que únicamente causaba una fiebre suave y algún sarpullido.
Por otro lado, una investigación publicada en la revista Nature, señala que los murciélagos pueden ser portadores de 100 virus a la vez sin que esto afecte a su salud, entre los que destacan el ébola, la rabia y el síndrome respiratorio (SARS).
“Si logramos comprender cómo reacciona el sistema inmunológico de los murciélagos a estos virus y lo podemos redirigir a otras especies para que reaccionen igual, podría desarrollarse un tratamiento terapéutico”, señala Michelle Baker, científico de la Agencia Nacional de Ciencia de Australia.
Los primeros hallazgos científicos indican que la extraordinaria capacidad de los murciélagos para resistir al ébola, por ejemplo, se encuentra ligada a una facultad distintiva del mamífero: volar, ya que para hacerlo se requiere que el metabolismo trabaje con altos niveles de estrés, lo cual puede dañar el tejido celular, sin embargo, los expertos creen que han desarrollado un mecanismo por el cual partes del sistema inmunológico siempre están en alerta.
“Estamos apenas en el inicio”, continua Baker, aunque dice que no será fácil descubrir el elemento que permite a los murciélagos mantenerse en equilibrio con los virus.
Aunque los vectores que transmiten los virus son fáciles de aplastar y, por supuesto, frágiles, son capaces de ocasionar una destrucción terrible. Debido a la acelerada diseminación del virus del Zika, la guerra contra el insecto responsable de transmitirlo está declarada, pero hay investigadores que prefieren evitar su eliminación total, ya que son fuente de alimento de varios animales.
Es por esta razón que la desaparición total de estos insectos puede atentar contra los ecosistemas de la Tierra.
Un artículo publicado en la revista National Geographic advierte que la eliminación total de los mosquitos podría tener consecuencias imprevisibles. El problema mayor es que no tenemos suficiente información sobre el papel de los mosquitos en la cadena alimentaria. Muchas investigaciones han desentrañado las redes alimentarias de los grandes mamíferos, como leones o leopardos. Y con justificada razón: son mucho más fáciles de observar que los diminutos mosquitos, que suelen reproducirse en estanques de agua temporales.
“Es obvio que si retiras un animal de esos ecosistemas, algo tendrá que cambiar”, sostiene el investigador Marm Kilpatrick, ecólogo de la Universidad de California-Santa Cruz, en Estados Unidos.
Pero, ¿acaso una persona promedio notaría dicho impacto? Por el momento, los científicos no conocen la respuesta.
Voladores
El murciélago es el único mamífero volador. Sus alas son amplias expansiones de piel (patagio), sustentadas por sus patas anteriores.
Estos animales están distribuidos por todo el mundo, excepto en las zonas árticas y en ciertas islas oceánicas.
Son capaces de capturar insectos (hasta 600 en una hora) utilizando un sistema de radar llamado ecolocación.
Estos animales envían ondas de alta frecuencia que se dispersan en el medio, chocan contra objetos o contra sus presas y vuelven a recibirlas con sus orejas.
Los murciélagos viven en refugios muy variados: agujeros en troncos viejos, casas abandonadas, cuevas y algunos huecos de las rocas.