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Los centros de rescate canino viven de la solidaridad

El objetivo es que los perros encuentren un hogar en el menor tiempo posible. Su paso por este lugar debe ser transitorio.
El objetivo es que los perros encuentren un hogar en el menor tiempo posible. Su paso por este lugar debe ser transitorio.
07 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Para los perros que hacen su vida en la calle, la posibilidad de vivir en un centro de rescate es una garantía de que podrán recuperarse, recibir alimentación, cuidados y mejorar sus condiciones de vida.

Hay algunos canes que por estar enfermos, permanecen en el refugio y no son dados en adopción, precisamente, para asegurarles la atención adecuada.

Es por eso que todos los perros puestos en adopción son entregados en condiciones de salud óptimas: han sido rehabilitados, desparasitados, vacunados y castrados. Lo que asegura que están aptos para la convivencia.

En la actualidad, gran parte de los centros de rescate de animales basan su actividad en acoger a los diferentes animales que carecen de hogar. Estos sitios ejercen una labor crucial al hacerse cargo de estas mascotas abandonadas, aunque esta traiga consigo muchas dificultades, como la financiación.

En muchos casos, no está establecida una manera uniforme de financiamiento. Cada entidad ejerce diferentes actividades con el fin de reunir la máxima suma de dinero posible para el mantenimiento de estas mascotas.

Se estima que las aportaciones económicas de los socios es una de las vías más utilizadas para recaudar fondos. Como esta no es la generalidad, hay otros sitios que se financian únicamente con la solidaridad de vecinos y amigos.

El motor que mueve a estos centros de rescate es que los perros acogidos encuentren un hogar en el menor tiempo posible. El objetivo es que el paso de estos animales por el centro sea siempre transitorio.

Por otro lado, la llegada de un perro a un centro de acogida puede ser traumática. Muchos se sienten tristes o deprimidos y perciben que han sido abandonados.

Por lo general, el perro que llega debe pasar un período de cuarentena de 15 o 18 días en el que estará separado del resto de los animales. En esta fase los veterinarios del centro lo desparasitan, vacunan y esterilizan. En muchos casos, el período de cuarentena sirve para conocer la personalidad del perro y su modo de comportarse.

Para los trabajadores de los centros de adopción, este tiempo se convierte en un punto clave, ya que conocer su temperamento es una valiosa información para encontrar una casa adoptante adecuada.

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