En Buenas Manos
El perro, listo para el rescate
Su excepcional sentido del olfato, su velocidad y su tenacidad hacen de los canes animales útiles en zonas golpeadas por desastres naturales; aunque, en realidad, su papel no se limita a los grandes terremotos. Pueden intervenir en caso de deslizamientos o derrumbes de edificios, después de un incendio, o cuando hay daños estructurales en un lugar de trabajo o de una mina, en los accidentes de tren o avión.
Fue durante la Segunda Guerra Mundial en Gran Bretaña, después de los atentados, cuando los perros fueron utilizados por primera vez para encontrar personas enterradas bajo los escombros.
Los centros de entrenamiento se establecieron en Estados Unidos, Alemania y Suiza a principios de 1954, como lo advierte la página web www.royalcanin.com.
Los perros suizos fueron los primeros en ser reconocidos después del terremoto de Friuli, Italia, en 1976. En ese acontecimiento se utilizaron 12 canes y fueron encontrados 42 sobrevivientes y 510 cuerpos.
Al igual que con cualquier trabajo que implique de la colaboración de un perro y de un ser humano, se requiere una complicidad muy cercana entre el amo y su perro.
El entrenador que conduce la búsqueda debe conocerlo bien, ser capaz de descifrarlo en los escombros, es decir, estar al pendiente de todas sus reacciones.
El perro, a su vez, debe confiar en su amo para que lo siga a todas partes, más allá, de las dificultades en el campo.
Este grado de asociación requiere una larga preparación. Los perros utilizados para la búsqueda en escombros deben tener un buen sentido del olfato, un carácter tranquilo y equilibrado y energía. Además, se necesita que sean tan sociables como los seres humanos.
Un perro, a diferencia de una máquina, es capaz de detectar la presencia de un cuerpo de 5 a 8 metros bajo la superficie. Su campo de acción es bastante extenso, entre ellas, catástrofes naturales, terremotos y huracanes, y hasta desastres causados por la mano del hombre como las explosiones.