En Cuerpo Presente
El medio acuático no es ideal para mantener relaciones sexuales
Hay que saber que el agua no favorece la lubricación vaginal, lo que dificulta la penetración. El preservativo puede romperse. Aunque puede resultar excitante tener sexo bajo el agua, no es el mejor lugar ni el más higiénico para mantener un contacto íntimo.
El agua salina, magnífica para la mucosa nasal y oral, pueden generar infección a nivel genital. Por otro lado, el agua de la piscina propicia infecciones urinarias. El peligro se multiplica cuando el agua tiene demasiado cloro que genera la aparición de hongos y puede irritar la zona genital durante el coito.
La humedad de los bañadores se convierte en el hábitat predilecto de los hongos. Un consejo es cambiarse el bañador inmediatamente o al menos secarse bien con una toalla limpia, ya que los hongos proliferan en estas condiciones. Se debe evitar la ropa interior demasiado ajustada y de fibras sintéticas que dificultan una adecuada transpiración.
Uno de los mayores riesgos, sobre todo en jóvenes menores de 25 años, es la clamidia, una enfermedad de transmisión sexual muy común y de fácil propagación. En muchos casos no presenta síntomas.
Es importante saber que el agua no favorece la lubricación vaginal, lo que dificulta la penetración. Además, la colocación del condón en este medio es un tanto complicada. La fricción que causa la falta de lubricación en el agua hace que se rompa con facilidad. Se aconseja colocarlo una vez que el pene está erecto y mejor fuera del agua para que el sexo submarino no acabe siendo motivo de embarazos no deseados o de temidas infecciones de transmisión sexual (ETS).
Según la sexóloga Rosa Jurado, miembro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual y presidenta del Instituto Europeo de Sexología, “es conveniente colocarlo con el pene erecto, como en otras circunstancias, pero mejor fuera del agua, aunque después se pueda tener el encuentro dentro del medio, vigilando que no se rompa. También el preservativo puede secarse, lo que se solucionaría con lubricante”
Jurado,explicó en un informe que lo primero que debemos saber es que tener encuentros sexuales en el agua no significa que las personas enfrenten los mismos riesgos que tienen fuera de este medio.
“Hay gente que piensa, de manera errónea, que en el agua no se puede producir un embarazo, o que por el hecho de estar en un medio acuático el producto del eyaculado dentro de la vagina no va a ser efectivo, o que el agua puede eliminar el riesgo de infecciones de transmisión sexual”.
Todas estas ideas, sumadas al hecho de que es más difícil utilizar el preservativo debajo del agua, podrían relajar a los protagonistas del encuentro y aumentar las posibilidades de tener una relación de riesgo”, explica la experta.
Esto significa que, dentro o fuera del agua, es necesario utilizar protección ante la posibilidad de un embarazo no deseado o alguna enfermedad de transmisión sexual.
De igual manera, hay que considerar el estado del agua: “si está estancada o sucia, o si tiene gran cantidad de jabones, se podrían producir irritaciones en cualquier parte de la piel.
Si el encuentro sexual es en la playa, también hay que considerar los inconvenientes de la arena, así como los de cualquier otro medio natural. Según la psicóloga Victoria Ramírez, esta práctica sexual puede llegar a ser muy placentera, sobre todo, por las sensaciones del tacto y el menor peso de los cuerpos.
El medio acuático puede proporcionar un espacio discreto para intentar caricias, juegos y experiencias más atrevidas.
La piel es la gran olvidada de los encuentros sexuales, que solemos centrar en los genitales, con lo cual las sensaciones eróticas que se reciben en el agua pueden ser muy novedosas para muchas personas y muy convenientes. En el sexo bajo el agua no hay reglas ni recetas universales, aclaran las sexólogas, por lo que para algunas personas puede ser placentero, pero para otras no.
Lo importante es conocerse y saber comunicar y negociar bien los gustos y preferencias con la pareja, tanto si se trata de una pareja estable, como de una pareja ocasional.
Según la sexóloga Nayara Malnero, consultada por el diario español El País, el agua tiene un erotismo especial para muchas de nuestras fantasías sexuales: “se trata de un elemento que a pesar de ser ligero nos masajea, nos estimula e incluso nos arrastra, y lo hace con todos los sentidos, por lo que es estimulante por naturaleza”.
Es por ello por lo que muchas veces a la hora de elegir un hotel para pasar la vacaciones, buscamos que tenga una ducha amplia, o una bañera de hidromasaje. Las fantasías sexuales se enfocan muchas veces fuera de nuestro entorno habitual y la mayoría de las personas no vivimos cerca del mar, lo que hace que el agua sea un elemento doblemente sorprendente o excitante. Pero no se trata solo de una cuestión de salir de la rutina y es que el sexo en el agua aporta una serie de características que difícilmente pueden disfrutarse fuera de aquel entorno, tales como menos equilibrio, ausencia de peso, más roces y sensaciones, cambios de temperatura o sensibilidad diferente de la piel, entre otras.
El primer consejo a tener en cuenta para practicar sexo en el agua es tener cuidado con las miradas ajenas, y es que si se piensa en una piscina particular, solo habrá que preocuparse de los vecinos, pero a la hora de barajar una playa, o un río, es mejor que busquemos zonas poco transitadas, para no molestar y que no nos molesten.
El segundo debe ser que hay que vivirlo como un juego, y pensar más en experimentar nuevas sensaciones que en disfrutar de una relación duradera y completa. Hay que tomárselo con calma y, sobre todo, no tener la penetración y el coito como único objetivo. El sexo en el agua es totalmente diferente y a veces, sencillamente, no podremos llegar al final, por eso lo más divertido es disfrutar del camino y probar, aunque no sepamos si en cualquier momento vamos a tener que salir chapoteando de allí.