Familiando
El paciente con cáncer no debe renunciar al sexo
A la quimioterapia se la compara con una bomba y no es un símil tan desacertado; es un tratamiento que arrasa con todo: con las células benignas y malignas. Este procedimiento médico tan agresivo, en muchos casos, puede afectar la vida sexual del paciente.
Los fármacos oncológicos pueden interferir incluso en las erecciones y en la lubricación vaginal. Aunque no impide que los pacientes mantengan relaciones íntimas, quienes se someten a este tipo de tratamientos necesitan más tiempo para estimularse y alcanzar un orgasmo.
Juan Carlos P. comenta que hace 7 años se sometió a un tratamiento de quimioterapia por un cáncer en la próstata. Como fue detectado a tiempo, logró sobrevivir y ahora lleva una vida normal. Es casado y tiene 2 hijos. “Los efectos de la quimio son tan devastadores que te consumen toda la energía, así que el sexo es lo último en lo que piensas”. En la investigación La sexualidad en pacientes con cáncer: algunas consideraciones, los médicos señalan que el tema de la sexualidad en pacientes con cáncer “ha sido tradicionalmente poco tratado en la literatura especializada”. Al mismo tiempo, hacen hincapié en que ciertas secuelas quirúrgicas pueden generar trastornos de la imagen corporal, sentimientos de desagrado hacia sí mismo y hacia la pareja.
Aunque los especialistas se enfocan más en el tratamiento, la sexualidad es una necesidad de la persona enferma, aún en estadios terminales. Si bien el interés por el coito puede reducirse, se mantiene intacto el deseo por la proximidad, como lo comenta Juan Carlos, quien indica que durante el tratamiento siempre procuró dormir con su pareja. “La tocaba y nos besábamos; nunca dejamos de hacerlo”. Hay sexólogos que indican que en estos casos es necesario mantener una mente abierta sobre las formas de obtener placer sexual. Es importante recordar que se puede mantener una relación sexual plena sin necesidad de penetración o que si ambas personas no pueden llegar al orgasmo hay otras muchas alternativas.
Édgar Rodríguez Paredes, médico oncólogo, explica que la libido, ese impulso sexual que experimentan los seres humanos, es la que más se ve afectada. “El tratamiento también afecta a las células sexuales. Por eso, la primera recomendación para una persona que será tratada con este procedimiento médico es utilizar un método anticonceptivo para evitar una posible procreación”.
El oncólogo precisa que son pocos los pacientes que consultan sobre el futuro de su vida sexual.
“El cáncer y sexo no son incompatibles. Hay muchas parejas que no dejan de tener relaciones, porque en la consulta preguntan, con cierto recelo, si no hay riesgos y si pueden continuar con estas”.
Como dice el médico, nadie está impedido de tener relaciones, porque es una necesidad humana, pero no descarta que síntomas y consecuencias de la enfermedad, como la anemia, pueden provocar debilidad y dificultar la actividad sexual.
La documentación médica sobre este tema revela, entre otros aspectos, que los hombres reportan con regularidad que el orgasmo ocurre con menos fuerza y placer.
Aunque la calidad disminuida del orgasmo es una queja frecuente en los hombres tratados por cáncer, la imposibilidad total de alcanzar el clímax es rara, más bien está matizada por factores psicológicos y sociales que impiden lograrlo. Los tratamientos del cáncer raramente constituyen una causa de eyaculación precoz. Hay evidencia científica de que otros cánceres, como los de cabeza y cuello y el de pulmón pueden afectar, de manera considerable, el funcionamiento sexual, al generar una amplia gama de dificultades como la fatiga, dolores de cabeza, depresión y apatía.
En términos generales, cualquier tipo de cáncer puede producir, por sus síntomas y su impacto psicoemocional y social, cambios en los patrones de funcionamiento sexual, al originar nuevos problemas o exacerbar otros preexistentes. Jimmy Casares Tamayo, médico oncólogo, afirma que todos los pacientes que reciben quimioterapia tienen secuelas en su salud, porque se trata de un tratamiento sistémico. “Cuando la enfermedad es muy grave, como un cáncer de cérvix y de mama hay más complicaciones. Por ejemplo, cuando se trata del primer caso, hay que insertar el instrumental de radioterapia dentro de la cavidad vaginal, entonces, podríamos decir que la mujer no podrá tener una relación sexual o esta no será satisfactoria”.
Según Casares, la mayoría de sus pacientes tiene temor a abordar el tema de la sexualidad. “Cuando se ha programado una cirugía de mama, cáncer de útero u ovario, es importante hablar con la pareja sobre la vida sexual posoperatoria. Es fundamental que los pacientes conozcan los límites”.
El especialista considera necesario que las parejas utilicen métodos anticonceptivos para evitar la procreación, porque resulta riesgoso que una mujer se embarace mientras recibe fármacos oncológicos.
“Si la mujer se somete al tratamiento médico cuando ha superado las 12 semanas de gestación, puede recibir medicación, pero si el tiempo es menor, lo mejor es esperar a que dé a luz, para someterla a la quimioterapia. Un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine indica que, en el caso de las mujeres, una minoría cesa su actividad sexual.
El oncólogo Édgar Rodríguez cree que lo más importante es que la pareja sepa comunicase, un aspecto en el que coincide Juan Carlos P., quien dice que el cáncer pone a prueba la capacidad de innovar y de descubrirse mutuamente, porque la sexualidad es más que un coito.
Cada vez son más los médicos que concuerdan con que la vida sexual no se debe abandonar nunca. Sobre este aspecto, un artículo publicado por el médico español Ignacio Cristóbal, sostiene que “hay que estar más cerca de nuestra pareja, el calor y el contacto son vitales”.
El ecuatoriano Byron Argoti, médico oncólogo, explica que las relaciones sexuales deben continuar manteniéndose con las limitaciones propias que esta patología lo permita. “Debe animarse al paciente —hombre o mujer— a continuar con la práctica de su genitalidad toda vez que mejora su calidad de vida, su psicología. Al estar satisfechos de manera integral, los pacientes miran con optimismo la vida futura y superan de mejor manera cualquier adversidad”. Aunque no descarta que surjan limitaciones en la expresión plena de la genitalidad, por las malas condiciones generales del paciente y, sobre todo, cuando el tumor se desarrolla en genitales masculinos y femeninos, pero, aclara, que este no afecta la genitalidad y sus variadas expresiones.
Para el oncólogo es de suma importancia abordar el tema de la sexualidad con los pacientes.
“Yo propicio el tiempo y espacio adecuados para hablar de este tema; busco acompañarlos en el encuentro de respuestas reales a sus propias necesidades y circunstancias, y de ser necesario los refiero hacia un consejero o psicólogo que los acompañe”.
Argoti es partidario de expresar la sexualidad no solo con la unión en el plano físico (genitalidad), sino en cada acto de la vida, por ejemplo, cuando expresamos afecto, amor, respeto, ternura y cuidado hacia la persona afectada por el cáncer. Considera, además, que estas expresiones y otras más, cobran mayor importancia cuando proviene de aquel ser humano con quien decidimos compartir nuestra vida. Cuando un paciente recibe tratamiento médico para contrarrestar el cáncer, los médicos investigan sobre los efectos secundarios de los medicamentos, con frecuencia, obviados ante la valoración de la influencia de tratamientos como la cirugía y la radioterapia.
Entre los medicamentos que pueden afectar en mayor medida la función sexual, están los quimioterápicos, las hormonas, algunos antibióticos, los antidepresivos, los ansiolíticos y otras drogas. Un aspecto que resulta fundamental en estos casos es la evaluación de las disfunciones sexuales en el paciente con cáncer. Para ello —según advierten los especialistas— podrán utilizarse algunos métodos, como el examen físico completo y exámenes complementarios. También existen otros procedimientos como la entrevista breve focalizada y el uso de cuestionarios especiales. En la entrevista es necesario conocer los problemas específicos que tiene el paciente para planificar el tratamiento.
Por eso, lo ideal es que la pareja participe en la entrevista, porque de esta manera se facilita la discusión en temas de mutuo interés.
Al mismo tiempo, se sugiere unos minutos más con cada integrante de la pareja por separado para tener una idea más completa en áreas consideradas sensibles.
Aunque este es un tema poco abordado, cada vez hay un mayor interés por estudiarlo. El objetivo al analizarlo es mejorar la calidad de vida del paciente.
Sexo y cáncer
A las mujeres se les recomienda el uso de lubricantes o humectantes vaginales, porque es usual que los tratamientos oncológicos reduzcan la lubricación vaginal.
Es necesario usar aquellos que estén fabricados a base de agua y no tengan olores, sabores, colores u otro tipo de productos que irriten la piel.
La comunicación es otro de los aspectos que hay que cuidar. En el caso de que la persona con cáncer no tenga ganas de mantener relaciones sexuales, es necesario entender que esto es normal.
Es fundamental mantener la autoestima elevada, porque en muchas ocasiones las secuelas de las operaciones o de los tratamientos “acomplejan” al enfermo hasta el punto de no querer mostrarse desnudo ante su pareja.
Según el médico Byron Argoti, es preciso que el paciente continúe con su vida sexual y afectiva para que así pueda enfrentar con mejor ánimo el tratamiento.