“Utilizo el video como una extensión de la plástica”
Quisimos conversar con Paúl Rosero para que nos contara sobre su quehacer artístico, el Premio, la Bienal, su vida y esto fue lo que nos respondió, vía Internet, dado que reside en Barcelona.
¿Podría decirme desde dónde desarrollaste el tema? ¿Cuál fue el punto de partida?
El tema gira alrededor de la develación de información poco conocida, desconocida o secreta.
Empecé trabajando con cables de Wikileaks, haciendo un ejercicio literario de los mismos. En este sentido, saqué fragmentos que por su evocación visual, sonora o sensorial me servirían para decodificarlos a otros lenguajes.
Así diseñé el sonido de la película, por ejemplo. Posteriormente, hice una curaduría de fotografía en Quito y encontré un archivo sobre afroecuatorianos perteneciente al siglo pasado. Este archivo me sirvió como segundo banco de datos. Finalmente, adopté el informe final de la Comisión de la Verdad (que en sí mismo es un instrumento develador de información) como materia metafórica y lo quemé. Sus cenizas me sirvieron para ejecutar los dibujos que componen la instalación.
¿El material empleado para los dibujos (la ceniza) es un elemento base de su propuesta?
La instalación está compuesta por cuatro dibujos hechos con ceniza del informe final de la Comisión de la Verdad y una película filmada en cine de 16 mm. con una duración aproximada de 4 minutos con 30 segundos.
Creo que la incineración del libro, algo simbólico, obliga a re-preguntarse sobre el sentido filosófico de verdad y cuestiona lo circunstancial de la memoria.
El informe final de la Comisión de la Verdad devela información que en el inconsciente colectivo, más o menos, ya flotaba. Sin embargo, no ha tenido repercusiones importantes hasta el momento.
Mucho más directo ha sido el efecto que ha producido el estreno de “Con mi corazón en Yambo”, de María Fernanda Restrepo.
¿Es necesario el uso del video?
Siempre he creído que se lo agrega para estar a tono con lo contemporáneo. Sin embargo, mirando su obra, me percaté de que sin el video no hubiera estado completa. Hábleme de eso, por favor...
Esta película la filmé con Alexandra Cuesta, en cine de 16 mm (reversal blanco y negro). Mientras hacía las primeras pruebas, escogimos este tipo de celuloide porque tiene mucha similitud en cuanto a texturas con los resultados que obtenía de los dibujos con ceniza, y porque de alguna manera se evoca al cine silente y nos remite a una época anterior.
Este audiovisual lleva intrínseco una idea que va de la mano con su material, como que el celuloide trae consigo una historia per se. Entiendo cuando dices que muchas veces se usa el video para estar a tono con lo contemporáneo y muchas veces resulta inadecuado. En mi caso personal, utilizo el video como una extensión de la plástica o como una necesidad lingüística.
Cuando necesitas construir un discurso que requiere de la mezcla de lenguajes: imagen en movimiento, sonido, u otros, el video ocupa un lugar significante. Con este video quise ensayar un tipo de narrativa que tiene dos vertientes: un ejercicio plástico con la ceniza y un semi registro del proceso. Me interesaba llegar a un punto intermedio que NO mostrara el dibujo terminado, sino que hablara de la experimentación de ambos materiales: ceniza y película.
Filmar en cine es muy distinto, por varias razones, en este caso hicimos la edición casi directamente desde la cámara, es decir, lo que ves está filmado con una Bolex casi de la misma manera. Dentro de mi instalación es muy importante la película porque funciona como luz guía. El montaje está pensado para cuando entres en la sala solamente te encuentres con esa luz, y al dar algunos pasos dentro se prenden las mesas con los dibujos por algunos minutos, luego se apagan y el movimiento del visitante las vuelve a prender. Es un intento para develar el contenido poco a poco.
El premio París contempla la estadía por un mes en Burdeos, ¿considera que este tiempo es suficiente para aprehender algo?
No sé con certeza cuáles son las condiciones del premio porque no estuve en la premiación. De ser sólo un mes, podría resultar corta, pero depende de qué les proponga, cuáles son mis expectativas. “Cuando tú te hayas ido” es un proyecto en el que trabajé todo este año y todavía está en proceso. Su siguiente plataforma es por Internet y es muy posible que desarrolle esa parte en Francia.
¿Qué hace ahora y hacia dónde va? Cuénteme un poco.
Bueno... mezclo sonido como DJ, y desarrollo proyectos autogestionados como “Huasipichay”, que es una residencia/intercam bio, que también se realizó en Cuenca paralelamente a la Bienal dentro de “Cuarto Aparte”, que es un proyecto alternativo que reúne varios grupos. También he realizado varias curadurías como “Fotografía a cielo abierto”, que está en exhibición en trece lugares de Quito, entre otras actividades artísticas. Sobre a dónde voy... creo que la respuesta está aquí mismo, porque empecé la Maestría en septiembre y aún me resta tiempo en Barcelona. Posterior a esto, iría a Burdeos por lo del Premio París.
¿La Bienal, cómo la ve?
Primero, creo que es fundamental tener este tipo de plataformas para que se desarrolle la producción local y nacional. En el sentido de que hay más circulación de ideas, personas y todo lo que el circuito artístico conlleva. Creo que esta Bienal estuvo bien organizada, con cambios que son precedentes importantes para las próximas ediciones y me encanta el hecho de que en Cuenca todos hablen de la Bienal. Es un evento tan grande que prolifera su acción sobre la población en donde se desarrolla y eso es importante.
Por ejemplo, entras a una tienda de impresoras (como me pasó) y la persona que te atiende actúa con mucha más cordialidad si sabes que estás participando. Creo que de esta manera se crea un público que esté conectado de manera más íntima con estas nuevas expresiones artísticas.