Un horizonte blanco se pinta para dos artistas ecuatorianos
El escenario para crear esta vez dejó de ser el estudio o la calle en donde se capturan emociones, la escenografía para encontrar inspiración ahora es un “manto blanco” en donde la temperatura es 0 grados centígrados o menos que eso. El lugar de creación es la Antártida, ese continente que nombramos y estudiamos en la escuela.
Pero la Antártida va más allá de ese imaginario, en realidad es un continente en donde se establecieron estaciones de investigación en las que científicos, pese a lo inhóspito del territorio, se dedican a analizar el cambio climático, los glaciares, los microorganismos, la fisiología humana, entre otras cosas.
Ese “horizonte blanco” también acoge a artistas de diversos lugares del Cono Sur dentro del programa “Residencia de Arte” al que se adhirió Ecuador, por lo que este año viajarán dos artistas ecuatorianos que ganaron el concurso “Artea residencia Sur Antártica 2012-2013”, que impulsa el Ministerio de Cultura junto con el Instituto Nacional Antártico (INA), a través de la Estación Pedro Vicente Maldonado (Pevima), creada hace 23 años.
María Jijón y Paúl Rosero fueron seleccionados de un total de 15 participantes. Los creadores tienen que viajar hasta la Antártida y durante un mes realizarán los proyectos presentados que conjugan ciencia, arte y tecnología.
Según las bases del concurso, las propuestas tienen que crear un diálogo interdisciplinario entre los investigadores, combinar los diversos conocimientos, metodologías y procesos entre las disciplinas artísticas, científicas y tecnológicas.
La primera en viajar será María Jijón, una quiteña radicada en Italia 12 años. Partirá a inicios de febrero y una vez que llegue empezará con su trabajo artístico que consiste en demostrar “cómo el ser humano afronta los espacios desconocidos, la tierra incógnita, la última frontera y cómo se ha relacionado históricamente con las territorialidades desconocidas, como la selva Amazónica”, dijo la artista.
Jijón explicó que alrededor de 4 años trabajó en un proyecto que involucra la cartografía, que le permitió fotografiar la línea imaginaria ecuatorial. Esa experiencia la replicará en la Antártida junto con la gente de la misión con la que realizará un trazado de la línea ecuatorial. Para ello utilizará materiales no contaminantes.
La otra propuesta que lleva es la realización de un registro visual y para ello se valdrá de “elementos que no son adecuados para una expedición como juguetes”. “Me llevo dos aviones de 4 hélices que son manejados a control remoto para hacer tomas aéreas con una cámara de alta definición. También me llevo cámaras analógicas que son casi de juguetes para fotografiar a los científicos y militares” que conforman la misión, finalmente Jijón plantará la bandera de la Antártida que -dijo- le pertenece a la humanidad.
La artista, que continuamente viene a Ecuador y Latinoamérica para alimentarse de contenidos, aseguró que estar en la Antártida será enfrentarse a la naturaleza en su estado más puro y que como artista será un momento de crisis, en el que tratará de interpretar lo que ese medio le entregue, durante su estadía.
Paúl Rosero viajará a inicios de marzo y su propuesta está dividida en tres etapas. La primera es una aproximación de la persona hacia un ambiente desconocido e inhóspito que será capturada mediante fotografías, dibujos o textos para una publicación posterior.
La segunda es una exploración fisiológica al cuerpo humano y para ello medirá la pupila del ojo, posteriormente realizará exámenes de sangre y efectuará tomas de las ondas cerebrales (si consigue el aparato indicado). La idea es registrar los cambios del cuerpo humano, realizar una matriz ya que serán periódicas las mediciones para finalmente asignarlos a un “sample de sonido”.
Esta es una técnica musical que toma una muestra de un sonido grabado para luego usarlo como un instrumento de melodías. “Esto terminará siendo una instalación de sonido en tercera dimensión”, explicó el creador de 30 años.
La tercera parte del trabajo es directamente con los materiales del lugar, la idea es capturar la sonoridad atrapada en el hielo. La Antártida para Rosero, además de concentrar sonidos, es el lugar en donde la historia del mundo está mejor preservada porque se encuentra congelada.
Para llevar a cabo su experimento usará tecnología aplicada, con micrófonos de contacto, los que colocará en la superficie para capturar los sonidos de los craqueos del hielo, y en otras intervendrá con gestos (golpes) para tener dos tipos de sonoridad. “Es una propuesta multidisciplinaria”, dijo el artista que realizó una maestría en ciencia cognitiva y medios interactivos.
Allan Jeffs, del INA, y quien acompañó a los artistas a sus pruebas físicas y psicológicas, añadió que la experiencia les cambiará la vida.