Pablo Mogrovejo, director de Cine y Audiovisual del Ministerio de Cultura, expuso un par de cifras que llamaron la atención a la audiencia de la sala 1 del Incine, Instituto de Cine y Actuación: 16 millones de personas asistieron   durante 2011 al cine, de ellas 400 mil vieron cintas nacionales. Estos números fueron expuestos en el foro Películas ecuatorianas y salas de cine, la noche del miércoles pasado.

La cifra fue parte de una serie datos vertidos en el marco de una reflexión sobre el cine y su consumo, y de un análisis de la cadena de valor que tiene la película. Al debate asistieron también Lisandra Rivera, productora independiente; Mario Vera, del Consejo Nacional de Cinematografía; Norman Wray, en representación del Municipio de Quito, y Santiago Cárdenas, de la cadena Multicines.

Uno de los asistentes más esperados fue Cárdenas. En su exposición cuestionó la imagen antagónica que tienen productor-exhibidor. Citó el caso de Multicines. Allí el promedio de las películas taquilleras es de cuatro semanas de permanencia en la cartelera. En cambio, con las nacionales, según afirmó, la que menos tiempo estuvo en cartelera se vio 10 semanas.

Esta declaración arrancó aplausos de la audiencia que estaba compuesta, mayoritariamente, de gente involucrada con el cine. Dejó, sin embargo, una duda: Cárdenas no aclaró en cuántas salas se exhibe una cinta nacional y una extranjera.

Lisandra Rivera compartió la postura del representante de la cadena y acotó, en su ponencia, que hay que dejar de ver a una película nacional y -sobre todo- su exhibición comercial como ayuda. Más bien dijo que debe observarse como un producto con el cual se pueden obtener ganancias. Con eso apuntaló el concepto del cine nacional como industria.

Fue extraño que asistiera el concejal Wray, en representación del Municipio de Quito, sin que pertenezca a la Comisión de Cultura de dicha entidad. Sin embargo, el funcionario apoyó la postura de los expositores antes mencionados y propuso crear complejos culturales municipales. Es decir, que haya estructuras de exhibición no solo de cine, sino espacios que promuevan otro tipo de manifestaciones artísticas. Algo que antes ya había propuesto Mario Vera del CnCine.

¿Pero estas salas deben ser de cine arte?, se cuestionó la cineasta Tania Hermida, quien estaba entre el público que asistió al debate realizado en Quito. Para ella, lo óptimo sería desmantelar la dicotomía entre el cine arte y el comercial. Dijo que esa distinción hace que los públicos queden marginados de funciones a las que de seguro quieren ir. Hermida considera importante que haya diversidad de cine ecuatoriano y producciones de otros países, y que no solo sean las grandes industrias cinematográficas las que copen las salas locales de exhibición.

Hermida también expuso una cifra: 14 cantones de los 221 que hay en el país cuentan con salas de cine. Por su parte, Vera propuso crear una comisión interinstitucional para fomentar el trabajo cinematográfico. Los panelistas aplaudieron la propuesta, incluso se pensó conformarla entre ellos mismos. La iniciativa quedó sobre el tapete, pero falta aún involucrar a varios sectores.