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Un cerro de cuentos viajó por el cerro Santa Ana

Un cerro de cuentos viajó por  el cerro Santa Ana
23 de agosto de 2011 - 00:00

El VIII Encuentro Internacional de Narradores Orales Un Cerro de Cuentos, organizado por la Corporación Cultural Imaginario, inició el domingo, a las 16:00, en el cerro Santa Ana, lugar  en el que se congregó  una pequeña multitud.

El heterogéneo grupo,   conformado por niños, niñas, adolescentes y adultos,   caminaba  animado  por la música popular que sonaba en cada cambio de locación.

“Me encanta todo lo que es tradición, lo popular, la oralidad. Traje a mis hijos para que vayan cogiendo gusto por ello”, dijo Rosa Cuesta, quien estaba acompañada de sus tres vástagos.

La VIII edición del evento rinde homenaje a la tradición oral de la provincia de Los Ríos y busca rescatarla. Esto era un tema muy repetido por cada uno de los cuenteros que se presentaban en el cerro.

La primera en intervenir fue Catita Coque, de Palenque, quien amenizó la tarde con amorfinos cantados: “Un gavilán con cien plumas, no se pudo mantener /Un escritor con una, mantiene moza y mujer”.

Relató al público una historia que contaba el origen de las orejas largas del conejo. Lo hizo en uno de los callejones en el lado no regenerado del cerro y era la ruta integradora que seguirían hasta la  Plaza Colón.

En la segunda estación se presentó el nuevo Don Toribio de Pueblo Viejo acompañado por Jhonny Peralta y Oscar Omar. Iba vestido con camiseta verde, sombrero de paja toquilla y con sus inseparables botono y guardamano que identifican a los montubios.

En un pequeño espacio antes de avanzar   la tercera estación se presentaron a los escritores internacionales que participarían en el Cerro de Cuentos. Uno a uno fue llamado con una rima y así desfilaron hacía el escenario Mayerlis Beltrán y Fernando Cárdenas de Barranquilla, Colombia; Claudio Ferraro de Buenos Aires, Argentina; Primo Rojas de Bogotá, Colombia; Arnau Vilardebò de Barcelona, España; y Aldo Méndez de Cuba.

El tercero en intervenir fue Henry Layana, quien daba vida a un personaje montubio. No es cuentero, sino actor, pero se desenvolvió muy bien al narrar la historia   “La muerte y la señora fulana de tal”.

Al llegar al final del recorrido, en  la cuarta estación los caminantes cruzaron desde el “cerro viejo” al “cerro regenerado”, el público fue aumentando y los tres narradores se  enfrentaron con amorfinos.

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