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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El mundo es sentimental: la televisión iberoamericana, entre culebrones y crimen organizado

Las mujeres latinoamericanas de 45 años de clases media y baja se ajustan al perfil de la audiencia promedio de telenovelas, comedias, programas de fantasía y merchandising en países como Argentina, Chile, Ecuador, Colombia, España y Venezuela.

En cambio, los programas de ficción relacionados al narcotráfico, crimen organizado y drogas son los preferidos en Chile, Colombia, Brasil y México.

Los datos son parte del anuario 2012 del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva (Obitel), lanzado el pasado martes en Ciespal, durante el VIII Seminario Obitel, donde participaron delegados de 10 países iberoamericanos.

Las cifras corresponden a estudios realizados entre 2009 y 2011 por 11 universidades de la región, un periodo en que más de 100.000 episodios de producciones iberoamericanas fueron exhibidos en los países adscritos a la red de Obitel. Un 40% de las producciones se emitió en su país de origen.

En la web de Ciespal se detalla que las investigaciones en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador coinciden en su análisis de que la Ficción y la Memoria social han adquirido mayor fuerza, y han capturado nuevas audiencias al ser transmitidas por nuevas plataformas o redes sociales.  

Además, según un artículo sobre el VIII seminario Obitel, el Ciespal indica que la oferta de ficción y memoria social a través de redes sociales como Facebook, Twitter, Youtube, foros, blogs, Wikipedia e Instagram ha dado lugar al top ten de programas en diferentes países.

El estudio de Obitel, que indica que “en la mayoría de los países (adscritos a la red Obitel) se registró un aumento del número de horas de ficción nacional”, destaca también la aprobación en Ecuador de la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), que “pretende democratizar el sistema mediático ecuatoriano”.

Ecuador: novela y comedia

Si bien el predominio de los “culebrones” (telenovelas de larga duración y acentuado carácter melodramático) y el surgimiento de las series y telenovelas que retratan el mundo del narcotráfico no son datos nuevos, el anuario Obitel sirve para entender en perspectiva  la industria y el consumo televisivo a nivel de Iberoamérica.

Un 48,5 % de la programación en la televisión ecuatoriana correspondió en 2011 al género ficcional (51,094 horas) es decir, un 4% más que en 2010.

En total, 12.016 horas en tiempo aire de telenovelas fueron emitidas. La lista de ficción la completan las películas (3.875), series (6.858) y producciones de humor (2.065). Las cifras contrastan con las horas de noticieros (7.801), el producto de no ficción más emitido.

En 2011, Ecuador fue el penúltimo país en cantidad de horas de ficción nacional emitidas: 189, lo que representa alrededor de un 5 % de las horas en que se transmitieron producciones de ficción importadas de otros países de Iberoamérica: 3.060. El país que menos emitió producciones nacionales de ficción fue Uruguay (47 horas).

En cuanto a los episodios de ficciones iberoamericanas, Ecuador (con 3.515) ocupa el tercer lugar como importador, detrás de Chile (4.157) y Venezuela (3.544).  

El estudio además resalta el hecho de que en el país “no existe como tal un proceso de transnacionalización, pues al estar abocadas sus industrias al mercado interno  esto suceda en una sola vía: de afuera hacia adentro”.

La mayor parte de la ficción importada en 2011 procedía de Colombia: 19 producciones dramatizadas (35,19%), que coparon el 30,47% de las horas transmitidas.

Al igual que Chile, Uruguay y Venezuela, lo que caracteriza a Ecuador -con la LOC ya en vigencia- es su rol de receptor/importador de productos televisivos, “pues sus industrias no les permiten llenar por sí solos sus parrillas programáticas”.

Y es que, dice el estudio, en estos países hay un “vuelco por el mercado interno” lo que ha permitido mantener el negocio ficcional gracias a que las series y telenovelas nacionales se caracterizan por “su sentido de proximidad cultural; es decir, se adentran en realidades concretas, y representaciones de identidades propias de la gente donde se desarrolla la narrativa”.

Esa proximidad cultural ha encajado en el género de la comedia, que según el estudio ha ganado espacio en el rating. Y es que, según Pablo Julio Polhamer (Pontificia Universidad Católica de Chile), “la televisión pagada crece aceleradamente en audiencias de ficción”.

Obitel destaca que en Ecuador, a diferencia de su último anuario, 3 producciones humorísticas (Mi recinto y La pareja feliz I y II) están entre las 10 más vistas en el país en 2011.

En ese fenómeno, indica  el estudio, incluso títulos como El combo amarillo y La panadería han generado una “transformatización”: dejaron de ser novelas para volverse sitcoms.

Pero además, en el país destaca la joven web comedia Enchufe TV.Mientras, “en México destaca la web novela; y en Uruguay los preferidos son los programas en formato de serie”, dice la web del Ciespal.

El mundo es sentimental

La telenovela domina “de forma absoluta la programación”. En Chile y Brasil, 80 % de las 10 ficciones más vistas en 2011 son telenovelas, y en el resto de Iberoamérica, ese índice nunca es menor al 60%.

Según Revista Arcadia -publicación cultural producida en Colombia-, el público de telenovelas ya representaba en 2007 unos 2.000 millones de personas en todo el mundo.

Alberto Barrera Tyzska ubica ese dato en su artículo El amor nunca falla,que es parte del “Especial de Educación Sentimental: ¿Cómo nos han educado las telenovelas?” recientemente publicado en Arcadia.

“Ya no hay duda. La cursilería es uno de nuestros mayores productos de exportación no tradicional”, dice en su artículo Barrera Tyzska, y agrega que con la telenovela Latinoamérica transformó “la soledad o los cuernos en un chisme nacional, transformó la intimidad en un bien público. Inventó una industria de proporciones inimaginables”.

La línea de la narcoficción

El director del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad Francois Rabelais de Tours (Francia), Emmanuel Vincenot, dice que “casi el 90% de la producción de películas de bajo presupuesto en México habla del narcotráfico, capos de la mafia o sicariato”.

Vincenot lo dijo en enero, cuando estuvo en Ecuador para investigar el local cine “bajo tierra”. El catedrático francés indicaba que si bien el cine “bajo tierra” tiende a mostrar violencia (balaceras, sangre y muertos), a diferencia de México, no  había encontrado películas que hablaran  de narcotráfico.

Más allá de que las realidades sean distintas, Vincenot agregaba que había encontrado que en el norte de México existe una visión social sobre los narcotraficantes que no necesariamente condena el mundo del tráfico de drogas.

Y aunque por lo general se asume la vida de un narcotraficante como la de una persona que morirá asesinada más temprano que tarde, “ése parece ser visto como un justo precio a cambio de una vida intensa, llena de dinero, adrenalina y mujeres”.

Es que en las películas de bajo presupuesto del norte de México, se tiende a mostrar a la figura del narco como una especie de rebelde contemporáneo, que se opone al poder y a una policía que -llena de escándalos de abusos y corrupción- no necesariamente es concebida como el agente del orden público.

Hay telenovelas que tratan temas vinculados con el romance, pero también con narcotráfico y la conjugación de la pobreza, la corrupción y el poder político y económico, en un género conocido como merchandising social, y que a menudo se confunde con la “ficción a la carta”, que, indica el estudio de Obitel, en 2011 fue evidente en época electoral en México.

El gobierno federal de México “invirtió una fuerte suma para que Televisa produjera la serie El Equipo, que plasmaba la visión ideológica y política del gobierno federal en relación a su estrategia de seguridad en contra del crimen organizado”, indica el anuario de Obitel.

La producción, financiada con recursos públicos, utilizó las instalaciones de la Policía Federal, y fue “una de las estrategias más efectivas del gobierno para revertir la opinión pública” sobre su poco efectiva estrategia contra el narcotráfico.

Pero al mismo tiempo, dado el contexto social, en México se emitieron dos telenovelas, El octavo mandamiento (que hacía una crítica mordaz a las políticas del gobierno contra el narco) y La reina del sur. Estas producciones develaban -en la ficción- los nexos del poder con el narcotráfico.

Las dos producciones “contrarrestaron el sentido oficial de El equipo, pues sus emisiones coincidieron”, en una vieja estrategia de la guerra ideológica en los mass media.

DATOS

En 2011, de las producciones nacionales solo Mi recinto se transmitió en horario prime time.

El acceso a Internet creció del 8% al 20%, mientras que la televisión por cable bajó del 47% al 24.5%, entre 2005 y 2012.

La inversión publicitaria en ficción se produce en un 60% en televisión.

El 48,5 % de la programación ecuatoriana en televisión es ficción.     

Los argentinos son los televidentes que más tiempo pasan frente al televisor en América Latina: en promedio 6h12 diarios.

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