Moldean el barro y crean figuras que salen de su imaginación. Las familias de la parroquia La Victoria del cantón Pujilí mantienen viva la tradición de la alfarería y emplean una técnica artesanal que fue reconocida por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador.

Lo que hoy es territorio de La Victoria constituyó asentamientos indígenas que se dedicaban a la producción de alfarería y cerámica en tiempos preincaicos, incaico y durante la Colonia.

Los saberes ancestrales de este oficio, que tiene su origen en el barrio El Tejar, noroccidente de Pujilí, perviven hasta la actualidad.

Los artesanos usan el barro para elaborar máscaras, cacerolas, pondos, vasijas, macetas, ollas, platos, lámparas, alcancías, floreros y otros recipientes grandes. Aunque antiguamente hubo una época en la que predominó la producción juguetera y la elaboración de tejas y tejuelos.

La Victoria es conocida como la capital alfarera de Cotopaxi. Los artesanos extraen el barro de El Tingo. Lo mezclan con agua hasta obtener una masa compacta con una contextura moldeable. Le dan forma en una piedra en forma de plancha.

Con la ayuda de otra piedra más pequeña (pataquina), golpean y expanden en forma circular la masa, que es trasladada a un molde. En un torno la hacen girar hasta obtener un tiesto o vasija. La figura pasa a secado ambiente y luego al horno.

Luego de un análisis con el Ministerio de Cultura y Patrimonio y al amparo de la Ley Orgánica de Cultura, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, INPC, otorgó la certificación a esta expresión de conocimientos ancestrales.

Antropólogos del INPC entregaron a fines de octubre el documento a las autoridades y directivos de la “Asociación de Artesanos” de Pujilí.

Un estudio del Instituto Tecnológico Cordillera señala que el 60% de la población de La Victoria se dedica a la artesanía en barro, el 25% a la agricultura y ganadería y el 15% ha recibido educación superior. (I)