Signos vitales de nuestra música contemporánea
El suplemento cultural cartóNPiedra, que circula cada domingo con este diario, presenta en su edición Nº 49 un recorrido que muestra el proceso que la música académica ha instituido en Ecuador, luego de que los movimientos ligados al modernismo fueran superados con varios intentos posteriores que, más bien, han sido invisibilizados por la escasa crítica, por las instituciones públicas y privadas y por los grandes públicos.
La música contemporánea se ha sostenido en el tiempo gracias a su permeabilidad ante la posibilidad de que otras tendencias puedan ser adaptadas a sus estructuras originales, obteniendo como resultados, experimentos musicales que sincretizan un proceso caracterizado por lo diverso. En este corpus musical conviven ritmos vernáculos y elementos de la escuela europea junto con el criollismo y los recursos que ofrece la ciencia y la tecnología.
Personalidades como Luis Humberto Salgado, el visionario músico nacido en Cayambe que no pudo escuchar sus composiciones en vivo, pues no había músicos en los años sesenta y setenta que creyeran en sus obras ni que consideraran la posibilidad de ejecutarlas, así como otros referentes más actuales entre los que se cuenta el maestro Mesías Maiguashca, quien se acogió al exilio para, desde Alemania, construir una sólida carrera artística, son solo dos aristas del gran universo que constituye la música contemporánea en Ecuador.
Iniciativas recientes, como la realización del Festival Musicaviva, que organiza el Ministerio de Cultura del Ecuador, se constituyen en parte de una nueva estructura que acoge a los creadores y al Estado, y que busca impulsar este proceso de varias décadas de autogestión, exclusión y deserción, para fortalecerlo y multiplicar sus exponentes, las plazas donde mostrar estos trabajos, y las redes de difusión y promoción musical.