Si leen, salen más rápido de la cárcel
Un cambio en la ley criminal brasileña permite a los reclusos reducir sus condenas si dedican tiempo a la lectura y al estudio. La iniciativa, llamada Redención mediante estudios (Remição por tempo de estudo) y también Redención mediante la lectura (Remição pela Leitura), fue aprobada en junio de 2012, por la presidenta Dilma Rousseff.
Este nuevo enfoque sobre el pago de reclusos por sus delitos establece que cada libro leído de literatura clásica nacional, de ciencia o de filosofía supone la reducción de cuatro días en la condena de un detenido, hasta un máximo de 48 días si se leen hasta 12 libros por año.
Al igual que un estudiante en la escuela, los reclusos deben demostrar que han leído y estudiado tales libros mediante la redacción de un ensayo. Sin embargo, esta iniciativa puede parecer extraña. La mayoría de prisioneros brasileños no ha completado su educación primaria, la capacidad de lectura y escritura no parece ser muy alta.
Según el informe Educación en las prisiones brasileñas (Educação nas Prisões Brasileiras), en 2006, el 8% de los presos del país eran analfabetos y el 70% no había completado la educación primaria.
Se espera que las cuatro prisiones federales implementen este programa, mientras que las estatales también pueden acogerse a él. Pero, ¿puede haber redención a través de la lectura? El profesor universitario Elionaldo Fernandes Julião, en una entrevista para el sitio web Observatório da Educação, indica que el proyecto es “un gran logro”. Y añade: También es algo positivo que en la sociedad, mientras se habla del endurecimiento de las penas, tengamos un grupo que aprueba una ley así, que tiene en cuenta que algún día esos individuos serán reinsertados en la sociedad.
Aunque algunos no lo acepten, uno de los objetivos del sistema penitenciario es la reinserción social, un objetivo presente en los principios de la Ley de ejecución penal. No se trata solo de castigar, debemos ver que ese individuo volverá a la sociedad.
La iniciativa creó un revuelo en los medios sociales, con comentarios a favor y en contra. El usuario Librarians with Altitude escribió [en] en el blog Readers in the Mist que cree que la iniciativa tiene un “gran potencial para todas las cárceles del mundo” y añade una cita de un coordinador del proyecto brasileño: Un recluso puede salir de la cárcel con más conocimiento y una visión más amplia del mundo”, afirma André Kehdi, abogado en São Paulo, que lidera el proyecto de donación de libros para las cárceles.
El blog I Love My Kindle envía unas sugerencias al gobierno: Los libros deben ser de la longitud adecuada. Ciertos libros, como la Cocina del anarquista (una guía para hacer bombas y demás), no sería apropiado que figuren en la lista.
Raquel Monteiro compartió la noticia en el blog Letra (D)escrita y se encuentra entre quienes acogen la iniciativa con cautela. Comentó: En serio, no sé qué pensar de esta medida. Me he quedado paralizada. Los documentos que respaldan la iniciativa se los encuentra en la página web de Global Voices.