Murió su cuerpo pero no su espíritu poético y narrativo que permanecerá vivo en ensayos y novelas de su autoría como parte de su legado.  

Gustavo Alfredo Jácome se fue a los 105 años, el pasado viernes 9 de febrero. Ensayista y catedrático universitario, brilló por su labor didáctica plasmadas en diversos libros escolares del Ecuador.

Con su pluma le dio un giro al tema del indigenismo en la novela Por qué se fueron las garzas (1979), en la que actualiza su enfoque y analiza el desarrollo económico y social. Obra de análisis por parte de Francisco Proaño Arandi, quien la publicó y logró introducirla como parte de los tesoros de la biblioteca cincuentenaria de la IOA.

Este texto de Jácome es parte de  un archivo que suma más de 40 obras en la que expone su preocupación por los problemas de su pueblo natal, al igual que lo hace en sus primeras y destacadas narrativas como Barro dolido (1961), libro de 15 cuentos que le valió 2 premios nacionales.

Autoridades lamentaron deceso
Su partida provocó diversas reacciones por parte de autoridades políticas, abogados, economistas y demás profesionales que expresaron su pésame en redes sociales, logrando que la noticia se vuelva viral y se ubique en el top 9 de trends en Twitter.

“(...) De él aprendimos mucho: el respeto por el idioma, el amor por la lectura y la pasión por el país. (...)”, posteó el presidente Lenín Moreno en su cuenta de Twitter.

Mientras que el ministro de Cultura, Raúl Pérez Torres, manifestó que Jácome “recogió la vivencia del indígena de la Sierra y la presentó al mundo, con sus silencios, con su poesía (...)”.

Marisol Peñafiel, gobernadora de Imbabura, también lamentó su deceso y lo calificó como “uno de los hijos predilectos de nuestra provincia”.

El titular de la Subsecretaría de Emprendimientos Artes e Innovación, Gabriel Cisneros, expresó: “Gustavo Jácome partió al oriente eterno, nos deja su pasión por la literatura, los diálogos en los Andes y la esencia de un ser humano del que muchos tomamos lecciones sin conocerlo”.

De la misma forma publicó Wilfrido Rivas, docente literario, al comentar que “siempre vi sus textos, los usé y algunos los sigo usando como docente; luego lo conocí, adusto y serio, no dejaba de ser agradable”.

La catedrática Cecilia Ansaldo fue otra de las que expresó su pesar a través de su cuenta de Twitter: “¡Ha fallecido Gustavo Alfredo Jácome! ¡Quién en los 60 y 70 y 80 no estudió gramática con sus libros!”, sentenció la literata y también periodista.

Vida tranquila y metódica
De acuerdo a una entrevista  para revista Familia.ec, a dos meses de cumplir 100 años, Jácome habló de su gusto por la naturaleza: “Me encantaba subir a los cerros. Conozco todos los cerros de Imbabura y sus lagunas”, dijo el maestro en 2012, quien en dicha época  mantenía una mente lúcida.

En dicho encuentro, su hijo Ramiro reconoció que su padre era “un hombre tranquilo, responsable, disciplinado, generoso y afectuoso”.

Estudioso de la lengua
Originario de Otavalo, Jácome nació el 12 de octubre de 1912, como el décimo de una familia de 11 hermanos criados sin madre.

Parte de su biografía señala que fue criado por su tía Carmen Jácome, quien atendió su salud enfermiza durante su infancia.

En 1928 se trasladó a Quito e inició su período de docente en varias instituciones. Sus inicios como poeta en 1942 resultaron en su primer premio en el curso de biografías, uno de tantos que le otorgaría su especialidad de biógrafo. A continuación incursionó en la literatura infantil con su poemario Ronda de la primavera y otras rondas infantiles (1947), luego le siguieron obras en la misma línea.

Uno de sus destacados reconocimientos fue dirigir la campaña de alfabetización de adultos en Paraguay, en 1968, cuando fue enviado como experto de la Unesco.

También fue Miembro de Número de la Academia de la Lengua y obtuvo 7 premios nacionales. Su última obra Estudios estilísticos del poeta Alfredo Gangotena la realizó en 2007. (I)