Tras una vida de reflexiones sobre el deporte más popular del país, clases magistrales de psicología, consejos y tratamientos terapéuticos, el psico-sexólogo, como se autodefinía  Bruno Stornaiolo Miranda, deja recuerdos en los lectores de sus artículos periodísticos, en sus alumnos, en los radioescuchas de sus comentarios y en las 6 mil parejas a las que les brindó asesoría conyugal a lo largo de 42 años de profesión.

Dueño de un humor didáctico (método que usaba como forma de comunicación con sus pacientes, inspirado, según su testimonio, en el médico estadounidense Patch Adams), una voz afable y una empatía que invitaba a acercarse, el psicólogo octogenario falleció la mañana del martes 20 de octubre en Quito, ciudad en la que residía.

Autor de la novela ‘Réquiem por un dinosaurio’, un volumen de cuentos y varios textos periodísticos y académicos, Stornaiolo acuñó el término psico-sexología desde 1974, cuando el fundador de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central, Luis Riofrío González, lo convocó, luego de conocerlo y haber leído su tesis de grado, para que impartiera la asignatura de sexología.

Stornaiolo, en algunas de sus conferencias, definía a esta cátedra como el “tratado del comportamiento sexual” y partía del campo psicológico distinguiéndose de lo que abarcaban la Anatomía y Neurología.

Oriundo de la ciudad italiana de Nápoles, Bruno Stornaiolo tuvo 4 hijos con Ángela Pimentel Franco.  Cuando uno de ellos contrajo un resfriado a la edad de 7 años, en 1963, le obsequió un libro cuya portada contenía el título ‘Cómo dibujar’ para que se distrajera mientras guardaba el reposo que un médico le había recomendado.

El pintor Luigi Stornaiolo Pimentel todavía conserva el texto que su padre le regaló y “cree que su lectura fue la primera motivación que recibió hacia el arte”, según consta en el ‘Diccionario biográfico del Ecuador’ escrito por el historiador guayaquileño Rodolfo Pérez Pimentel.

Ecuador y la comunidad quiteña, en especial, lamentan la desaparición física de quien fuera un distinguido analista de su entorno desde diversos ámbitos, que encontraron su punto de convergencia en las Ciencias Humanas.

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